MANUEL BOTUBOT. Amante a más no poder de su tierra gaditana. Sin embargo, dejó huella en el VALENCIA C.F, próximo rival del ATHLETIC. En la Capital del Turia estuvo ocho temporadas (1976-84) ganando tres títulos (Copa, Recopa y Supercopa de Europa) y granjeándose la admiración del respetable de Mestalla desde su puesto de central. Su buena trayectoria estuvo coronada con la internacionalidad absoluta bajo las órdenes de Ladislao Kubala un 21 de diciembre de 1978. El rival Italia.
Natural de Cádiz, juegas media temporada en el equipo amarillo
Nací en Cádiz el 23 de noviembre de 1955. Voy a hacer 63 años. Procedo de una familia humilde. Mis padres tenían una frutería. Con doce años empecé a trabajar. Soy el más chico de mis hermanos. Pasé del Cádiz B, de categoría regional, al primer equipo, y sucedió por casualidad. Me metí de voluntario con 19 años a hacer el servicio militar. Fueron tres meses tremendos en Córdoba. Le pedí permiso a uno de los tenientes para ir a correr a la montaña por la tarde. Cuando volví a Cádiz todos mis compañeros dijeron: "¿De dónde has salido?" porque iba como un monstruo de fuerte. El entrenador cuando me vio, me puso de titular y ya no me quitó más. Nació un ídolo nuevo de la familia gaditana, un chaval humilde que salió de la nada.
Principios del año 1977. ¿Cómo surge la oportunidad de fichar por el Valencia?
Se presentaron tres o cuatro equipos de Primera División interesados por mis servicios. Estaban el Barcelona, el Sporting de Gijón, Zaragoza y Valencia. Firmé en enero por el Valencia.
Aquella fue una temporada convulsa con tres entrenadores
Fue una etapa complicada. Cuando llegué estaba Heriberto Herrera de entrenador. Llegué como un globo, enorme de ilusión, de ganas y de querer comerme el mundo, sin darme cuenta de que el mundo me podía comer a mi. En Paterna, me presentaron al entrenador, luego el míster me presentó a los compañeros en el césped y dijo: "Aquí tenemos un nuevo miembro de la familia, se llama Botubot". Y me dijo: "¿Usted qué ha costado, 30 millones de pesetas?" Yo lo miré fijamente sin decir nada. El técnico me contestó: "¿30 millones? Usted no vale una mierda. Apártese de aquí. Ya lo llamaré cuando lo crea conveniente". Los compañeros me miraron dándome a entender que no le hiciera caso. Me volví, me fui sin entender nada, me senté en el césped hasta que se me pasó esa pena y ese dolor. Era un chaval de 19 años solo, lleno de ilusión en una ciudad grande, lleno de miedo sin el apoyo moral, deportivo ni familiar. Me costó mucho trabajo levantarme. Los hechos pasaron al club, me comentaron que estuviera tranquilo y que no hiciera caso. Estuve quince días entrenando solo y decidí volver a Cádiz. Pero no dio tiempo. A los dos días el Valencia jugaba contra el Español en Barcelona, llamaron al entrenador antes de coger el autobús y le dijeron que no viajaba. Me convocaron para ese partido y debuté en el segundo tiempo contra el Español.
Sin embargo, la coyuntura daría un cambio radical. El primer título, la Copa del Rey ante el Madrid en 1978
Estaba Alfredo Di Stefano de entrenador. Fue una temporada estupenda. Aunque no éramos primeros en Liga si éramos un equipo copero. Nuestro presidente, Ramos Costa, desembolsó un dinero tremendo en la plantilla en jugadores de primera fila. Estaban Fernando Morena, Solsona, Lobo Diarte, Kempes, Carrete... No dio resultado en Liga, pero si hicimos una buena Copa del Rey. Ganamos al Madrid 2-0 en el Manzanares con dos goles de Kempes.
Y de inmediato otro título, La Recopa ante el Arsenal. ¡¡¡Se lanzaron doce penaltis!!!
Fue un partido un poco soso. Una final siempre es importante porque te ve mucha gente, te da prestigio. Una final no la juega cualquier jugador y te sientes orgulloso. Pero las finales hay que ganarlas. Del perdedor nadie se acuerda. Fue un partido insulso, cero a cero. Se lanzaron muchos penaltis. Yo rezaba para que no me tocara lanzar uno a mí porque es lo peor que hago. Cada vez se acercaba más el peligro para que me tocara y yo rezaba por todos los dioses. Pereira fue artífice importante en esta Recopa porque paró varios penaltis. Fuimos campeones gracias a su labor entre otras cosas.
Y en el banquillo un mito, Don Alfredo Di Stefano
Tener a un entrenador que está por encima futbolísticamente de cualquier jugador no es nada fácil para el futbolista ni para el técnico. No todos los entrenadores que han sido buenos jugadores tienen derecho ni la obligación de ser buenos entrenadores. En el caso de Alfredo Di Stefano era un técnico atípico porque tenía un carácter complicado. Había que cogerlo siempre de buenas. Nunca había que cogerlo antes de echarse la siesta. Cuando se tomaba un cafelito ya había que temblar... jejeje. No obstante, yo me lo he pasado muy bien con Don Alfredo Di Stefano.
¿Qué supuso alcanzar La Supercopa de Europa ante un potente Nottingham Forest en 1980?
Ese partido es uno de los más importantes y mejor que he jugado en mi carrera deportiva. Fue televisado y muchas veces he preguntado quién me puede conseguir el vídeo. Me salió un encuentro redondo. Me eché todo el equipo encima. Fue a doble partido y tanto en Valencia como en Inglaterra todos iban a por mí. Aprovecho desde aquí para volver a preguntar si algún amigo tiene el vídeo de esa final ante el Nottingham.
¿Tus compañeros ex rojiblancos, el portero Marro y Fernando Tirapu, te volvían loco en las concentraciones hablando del Athletic?
Pues sí, es verdad. Me sabe muy bien que me lo recuerdes porque lo tenía un poco olvidado, pero sí lo recuerdo perfectamente. Cuando llegué me encantaba el carácter de Marro y Tirapu, somos muy parecidos en el acento... jajaja. Hice una amistad sanísima con los dos, sobre todo con Tirapu. Fernando era un mediocentro con un fuerza interior impresionante, iba fenomenal por arriba. Estaba todo el tiempo hablando de Bilbao al igual que yo hablaba de Cádiz y lo hacía de manera fenomenal. Fuimos mucho tiempo compañeros de habitación. Recuerdo que en aquella etapa estaba de entrenador el señor Heriberto Herrera que me clavó el cuchillo en la espalda nada más llegar... pero son cosas pasadas.
Vives momentos maravillosos en el Valencia, pero si nos remontamos a la última jornada de la Liga 82-83 aquello fue otra historia. Además, el Athletic salió beneficiado
Ganamos al Madrid en el último partido, ellos perdieron la Liga y el Athletic la ganó. Ese encuentro en el antiguo Luis Casanova fue impresionante. Teníamos una jugada ensayada de córner. Lo tiraba Solsona, al primer palo iba yo, hacíamos una prolongación y al segundo palo iba Tendillo u otro compañero. Y lo ensayado salió dicho y hecho. Terminó el partido y estábamos todos felices porque no salvamos de bajar a Segunda. Fue una temporada muy mala porque aún jugando bien perdíamos. Fuimos el cenizo del mundo entero. Todos los domingo salíamos llorando, éramos la hermanita de la caridad... ¡¡¡jolín qué mal lo pasamos!!!
Te enfrentas al Athletic Campeón con Clemente en 1983 y 84. ¿Era difícil parar a Argote, Dani, Sarabia...?
El Athletic siempre ha tenido un equipo guerrero apoyado siempre por su afición. Jugaba un fútbol de mucha brega. Hacían un juego muy directo y eso suponía que el Athletic tuviera arriba delanteros de mucha brega. Lo más fuerte mío era el juego aéreo y siempre me ha gustado tener enfrente delantero centros guerreros. No me venía bien el tipo de Dani. Dani era culebrón, bajito, raseaba mucho el balón con regates cortos... todo lo contrario a lo que me beneficiaba, pero me gustaba la guerra, implicarme con los más difíciles. Con Dani me unió mucho nuestras presencias en la selección sub 21 y absoluta. Siempre he tenido buena conexión con Bilbao. Los del Sur tenemos conexión con el Norte y al revés. Un vasco siempre me ponía los vellos de punta. Me emocionaba el hecho de estar con ellos. Me causaba respeto y preocupación el hecho de aguantar futbolísticamente a jugadores tan emblemáticos como los que hemos nombrado.
Sabes de la tremenda dificultad que implicaba puntuar en el Viejo San Mamés porque en tus ocho temporadas en el Valencia no ganas en Bilbao
Lo recuerdo. Jamás puntúe. Lo que jamás se me olvidará es que San Mamés es uno de los pocos campos de España donde he notado que el público es muy entendido. Una afición agradecida que era bondadosa con el rival si hacía las cosas bien aplaudiendo. Eso lo he visto en pocos campos de España y de Europa. Siempre me ha gustado esa presencia del vasco con su equipo, pero como caballeros aplaudían al rival si lo hacía bien.
Y una vez finalizas tu carrera futbolística, cambias diametralmente de vida. Apuestas por una academia de baile. ¿Qué has hecho en los últimos 31 años?
Finalizo en Jerez en Segunda tras pasar dos años en el Castellón. Estuve a punto de retirarme en el Cádiz, pero una serie de impropicios con un periodista lo impidieron.Tenía que presentarme a él para jugar en el Cádiz, lo puse en la balanza y me decanté por mi lealtad. Pensé que en la vida había llegado a los sitios por mi esfuerzo y por mi saber estar deportivamente y en esta última etapa no quería enchufes ninguno y decidí volverme y no acudir a esa cita con el periodista que me daba vía libre para firmar con el Cádiz. Me di media vuelta y me fui para mi casa. Y efectivamente monto una academia de baile no porque yo sea bailarín porque entiendo muy poco. Fue porque mi mujer sacó el título de Profesora de Danza Española y decidimos montar una academia de clásico español. Se llama Las Valladeras. Llevamos cerca de 30 años al pie del cañón y ahí estamos. Nos ha dado de comer durante mucho tiempo y esperemos que siga adelante. Aparte, invertí en varios locales y vivo de las rentas. Me cuido, corro todos los días, cojo bicicleta. Vivo de la misma manera que cuando jugaba.
Vayamos al momento actual. El choque de este sábado en San Mamés parece una final para Athletic y Valencia sobre todo en el aspecto anímico
Anímicamente, el Valencia no está bien. En los últimos partidos le está costando mucho remontar. Está ganando porque es un equipo que se preocupa mucho por cuidar su estado actual, no está dando el resultado que esperábamos. Aunque es verdad que fuera de casa domina, defensivamente se muestra muy firme pero su punto débil es en ataque. Da una de cal y otra de arena. Si en un principio no salen bien las cosas, no remonta. Le cuesta mucho. La afición valencianista es muy buena pero a la vez muy exigente. Le exige a sus jugadores el cien por cien y no comprende que en el fútbol no se trata sólo de jugar bien sino de que la pelotita entre. Nuestra afición no deja que te relajes en ningún instante.
Y en Bilbao tampoco estamos para tirar cohetes. Se habla de falta de intensidad en los leones
El Athletic está a un punto del descenso. Sin embargo, esto le ha sucedido en varias ocasiones y luego ha salido retomando las buenas sensaciones sumando de tres en tres. Por momentos, el Athletic te preocupa y por momentos te sorprende.
Juegas como defensa. ¿Por qué se aprecian tantos fallos en retaguardia? ¿Se abusa demasiado del tiki-taka en situaciones complicadas?
Han cambiado mucho los conceptos de jugar hoy en día. En mi época, cuando jugábamos en defensa, los pases hacia el centro en horizontal estaban prohibidos terminantemente. Hoy el tiki-taka obliga a sacar la pelota jugada en tres toques, hacer triángulos... de todo tipo de fórmulas. Y esto no es un defecto, es una virtud que han tenido algunos determinados equipos y se ha extrapolado a otros. Por un lado, ha hecho cosas muy buenas porque hace que el espectáculo sea más bonito, pero también tiene su parte menos buena. Yo soy partidario de sacar la pelota jugada desde atrás, pero los pases desde el lateral hacia el central deberían estar muy matizados porque el peligro es extremo.