Suena a cachondeo, pero lo dijo Hilario Pino en Cuatro hace un rato. "Los silbidos al himno nacional en la Final de Copa han originado un descenso en La Bolsa". Y ustedes me van a permitir que me descojone vivo durante lo que resta de semana... y la próxima. Como decimos en el Puerto de la Cruz "me va a salir un bujero (agujero) en el estómago que no va a haber hilo ni grapas suficientes aquí en el Hospital de Cruces en Barakaldo para coserme la herida". ¡¡Menuda gilipollez!!... y perdonen mi mala educación, pero esto no se lo cree ni el más tonto de mi pueblo.
Y por otro lado tendríamos que preguntarnos qué descenso origina en La Bolsa cuando el Athletic juega en el Bernabéu o en el Calderón y nos llaman "etarras hijos de puta, vascos hijos de puta, asesinos, muéranse, a Gurpegui lo catalogan de yonqui de mierda...". En este caso, es mejor no airear la noticia porque los vendidos al poder de la capital de España hacen oídos sordos y se meten debajo de una almohada.
Ojalá todas las manifestaciones fueran similares a la que aconteció en la Final de Copa. Dos aficiones hermanadas, ni un incidente... ¿qué se silbó el himno? ¿y cuál es el problema? Cada uno es libre de expresarse de la manera que crea oportuna mientras no haya violencia. Y en el Manzanares no ocurrió absolutamente nada.
Insisto, que algunas marionetas de la información tengan los santos cojones de resaltar los halagos que nos dedican a nosotros, los euskaldunes, en el Bernabéu y en el Calderón. ¡¡Venga valientes!!
Admiro mucho al pueblo vasco y soy incondicional del Athletic, pero creo que no vale todo apelando a la libertad de expresión. El himno y la bandera son la esencia, el alma, lo que toca la fibra y por no herir sensibilidades lo que toca es el respeto. Yo no soy católico, y no por ello y apelando a la libertad de expresión se me ocurriría escupir a la cruz o al crucifijo. No soy vasco y no por ello y apelando a la libertad de expresión me adjudico el derecho de escupir sobre la ikurriña o pitar el himno...
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