Le ha ocurrido absolutamente de todo. Le han roto la nariz en mil ocasiones, ha tenido lesiones graves, lo castigaron injustamente y estuvo dos años sin jugar por un presunto dopaje que no se demostró aguantando vejaciones de todo tipo cada vez que el Athletic se presentaba en el Calderón o el Bernabéu... Es decir, ha tenido el camino expedito para decir "hasta aquí he llegado, arrojo la toalla".
Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Es fuerte como una roca, tiene una moral de hierro y siempre que le ha sucedido una desgracia ha optado por aferrarse a una recuperación rápida y constante y retornar a los terrenos de juego con más fuerza que nunca. Y lo ha conseguido... ¡¡Vaya que si lo ha conseguido!! Si físicamente ha estado como un toro cada día que lleva de profesional, cuando ha regresado su aspecto físico ha sido impecable y apenas ha necesitado unos minutos para demostrar que está en plena forma y que su aportación al Athletic es importantísima.
Ahora tras muchos meses alejado de la práctica del fútbol, será titular presumiblemente mañana ante el Slaven. Y podemos estar completamente seguros de que su respuesta será una auténtica garantía. Es Don Carlos Gurpegui, el jugador ejemplar al que le queda mucho que ofrecer a la parroquia rojiblanca.
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