IÑIGO DIAZ DE CERIO. Jugador del Mirandés. Una grave lesión cuando militaba en las filas de La Real Sociedad le impidió gozar de oportunidades claras en el Athletic. Sin embargo, su buena trayectoria en el Numancia la temporada pasada quiere enlazarla con el actual semifinalista de La Copa del Rey. De momento, ya ha marcado un doblete.
¿Cómo te trata la vida por Miranda de Ebro?
Pues la verdad es que no me puedo quejar. He venido a un club humilde, pero que tiene las cosas claras. La ciudad está totalmente volcada con el equipo, y en el plano personal, aunque me ha costado entrar, ahora estoy en un buen momento.
Hace dos jornadas anotas dos goles ante el Barcelona B ¿podríamos aplicar aquello de que fue un subidón de adrenalina importante?
Fue un cúmulo de sensaciones. No ha sido un inicio de temporada fácil ni para mí ni para el Mirandés. No habíamos ganado ningún partido en casa y yo no estaba jugando prácticamente nada. El otro día llegó todo a la vez. Primera victoria y mis primeros goles en Liga y en Anduva. Fue una tarde especial porque la gente de Miranda llevaba tiempo con ganas de celebrar una victoria del equipo.
Has atravesado momentos muy duros. ¿Se demuestra que el que la sigue la consigue?
Llevo cuatro años intentando demostrar que la lesión es agua pasada y que todavía puedo seguir aportando cosas. Nunca he perdido la esperanza de consolidarme en un equipo y marcar muchos goles. El año pasado vi algo de luz en Soria. No sólo por los goles sino por las sensaciónes. Me sentía útil y valorado. Tuve la opción de seguir allí, pero por diferentes motivos opté por venir al Mirandés. Espero que en Miranda se vean los frutos de tantos años trabajando porque el trabajo duro no siempre ha tenido premio en mi caso.
¿Llegas a pensar en la retirada tras estar tanto tiempo en el dique seco?
Sinceramente se me ha pasado muchas veces la idea de dejarlo. Cuando ves que no juegas en el Athletic, cosa lógica por otra parte porque el nivel era altísimo, Córdoba o Numancia, te planteas si realmente merece la pena seguir intentándolo. Aunque por otra parte te da rabia el no saber si vales o no vales porque nadie te da una oportunidad. Es una pescadilla que se muerde la cola, en la que hay momentos que te vienes abajo.
Sin embargo, el esfuerzo tiene su recompensa. Ante el filial blaugrana te vi muy fino en el plano físico y rápido en las jugadas de contraataque.
Lo que también es verdad es que es muy fácil volver a ilusionarte. Ese partido es la muestra. Yo siempre he dicho que el nivel físico adecuado se alcanza única y exclusivamente compitiendo. Yo llevo cuatro años prácticamente sin competir y así es muy difícil saber si estás bien o no. Ahora con varias titularidades seguidas coges confianza. Me siento más rápido y más capaz de hacer cosas que hace un mes eran impensables. La clave no son las piernas sino la cabeza.
Da la sensación de que cuando un jugador sufre una lesión o lesiones largas, retorna con mejor peso. Te pongo el ejemplo de Gurpegui ¿el gimnasio es un buen aliado para paliar la rabia y la tristeza que siente uno por no poder participar?
En las lesiones largas lo más importante es la cabeza. Por supuesto que hay que trabajar duro en el gimnasio y sacrificarte para recuperar el tono. Cuando ves tan lejos el volver a los terrenos de juego, muchas veces tienes la sensación de que ese trabajo no tiene premio. Luego, una vez que encaras la recta final de la lesión, la ilusión y las ganas son los mejores aliados.
¿Qué te llevó al Mirandés?
Sobre todo el proyecto. Me parecía que era un club que llevaba una trayectoria similar a la mía y que juntos podemos crecer. Hace cuatro años estaba en Tercera y ha ido creciendo poco a poco hasta lograr una temporada histórica como la pasada. Yo llevo también cuatro años yendo un poco a más y me parecía que juntos Mirandés y yo podemos crecer de la mano. Por supuesto, la cercanía a San Sebastián, la afición tan maravillosa que hay y el grupo humano han sido factores determinantes para venir al Mirandés.
Has vivido dos cesiones. Una al Córdoba y otra al Numancia ¡¡Menuda diferencia!!
Pues sí la verdad. La primera fui con unas expectativas muy altas tanto por mi parte como desde la afición y el club. Y todo salió al revés. El entrenador confiaba en otros jugadores, yo era una apuesta personal del director deportivo no del entrenador, y bueno por una cosa o por otra fue un desastre. En Soria fue todo distinto. No tenía equipo el año pasado y finalmente ellos se decidieron a ficharme, me dejaron claro que en un principio iba como cuarto delantero y asi fue. Hasta enero no jugué prácticamente nada. Sin embargo, hubo lesiones y sanciones y me llegó la oportunidad. La aproveché y terminé la campaña con ocho goles en Liga y uno en Copa.
¿Has merecido continuidad en el Athletic o aceptas que tras una larga lesión los entrenadores no tengan paciencia?
Sinceramente creo que no. No ha sido cuestión de paciencia, ha sido cuestión de nivel en ese momento. Yo necesitaba paciencia y muchos minutos para recuperar sensaciones. Y en ese momento había jugadores en mi puesto que lo estaban haciendo muy bien. Creo que en otras circunstancias me podía haber ido mejor en el Athletic, pero con la plantilla actual en la que hay un nivel altísmo, creo que por mis circunstancias no por mi capacidad, no tenía sitio.
¿Cómo fue la relación con Caparrós y Bielsa?
Con Caparrós fue buena. Yo era consciente de que no tenía sitio y por lo tanto no tenía que reprochar nada a nadie. Me facilitó mi salida a Córdoba y siempre tuvo un trato correcto conmigo. Y Bielsa, pues prácticamente no le conocí. Fui uno de los diez descartes que hizo al llegar y yo le agradecí que fuese honesto y desde el primer día nos dejase claro que no entrábamos en sus planes. No tuve más relación con él.
Con el técnico argentino entrenas en un grupo apartado ¿en esa coyuntura se siente uno maltratado?
Vamos a ver, no es una situación fácil y menos en el Athletic en la que pocas veces se había dado esa situación. El hecho de ser muchos los que estábamos apartados facilitó el día a día porque nos apoyábamos mutuamente. ¿Maltratado? No, no era agradable pero es parte del fútbol.
¿Los presidentes Macua y Urrutia tuvieron un comportamiento bueno en el plano humano con De Cerio?
Excelente, sobre todo Macua que fue con el que más coincidí. Tanto él como Jon Berasategi me han demostrado una calidad humana enorme. Siempre se han preocupado por mí, y me han demostrado que les preocupaba tanto o más la persona que el jugador. Con Urrutia he tenido muy poca relación. Lo poco que he tratado con él se ha mostrado cercano y atento, y en el caso de la rescisión fue fácil porque había buena voluntad por las dos partes.
Triunfar en el Athletic era una ilusión ¿permanece intacta o ya es un reto complicado? Y por otra parte ¿estás totalmente desvinculado de la escuadra bilbaína?
Veo francamente complicado volver allí por todo lo que hemos venido comentando. Aunque estoy desvinculado tengo una opción por parte de ellos de volver en verano. Mi futuro allí es complicado y en cierta manera me duele no haber podido devolver casi nada de toda la confianza que tuvieron en mí.
¿De los mejores recuerdos en San Mamés disputar algunos minutos en Europa?
Muchos buenos recuerdos de San Mamés. Jugar en Europa, jugar una Supercopa de España, jugar un amistoso contra el Celtic de Glasgow y estar San Mamés a reventar, debutar y escuchar una ovación atronadora, vibrar con las bufandas al viento... muchas cosas que las guardo para mí con mucho cariño.
Y el Athletic parecía que se tambaleaba, pero ha cogido aire con la victoria ante el Sevilla.
Hay mimbres de sobra para que el Athletic haga cosas importantes los próximos años. Se ha juntado una generación de jugadores casi irrepetible, que nos ha brindado momentos mágicos y que todavía van a dar muchas alegrías. Hay que disfrutar de este momento, olvidarse de todos los temas extradeportivos y valorar que hay un equipo joven con experiencia capaz de hacer cosas muy bonitas de aquí en adelante.
¿Será una temporada llena de altibajos o se logrará la estabilidad deseada?
El año pasado también se empezó con dudas y al final fue una de las temporadas más bonitas y exitosas del club. Hay que tener paciencia que no ha sido un verano fácil. En cuanto se calme todo un poco el Athletic empezará a funcionar y volverá esa simbiosis tan necesaria entre equipo y afición.
¿Qué le dices al aficionado de San Mamés que se quedó con las ganas de ver al mejor De Cerio?
No es fácil decir nada a personas que tenían unas expectativas en mí que no he cumplido. Simplemente agradecerles el apoyo y decirles que trabajé siempre al máximo para tratar de devolver al Athletic en todo su conjunto la confianza que depositó en mí. Ojalá todavía haya tiempo de que me vean y les haga disfrutar.
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