Hace unos días les contaba mi relato titulado "La Catedral de los recuerdos perdidos". El jefe de prensa del Athletic se ponía en contacto conmigo vía twitter y después vía correo electrónico. La palabra que define lo que siento es "decepción". Los estamentos de mi amado Athletic me han decepcionado. Te puede decepcionar tu equipo por los malos resultados. Por una final perdida. Porque deje escapar a un jugador. No tiene nada que ver con la decepción que siento yo. Se han limitado a un escueto, y cito textualmente "lamentamos lo sucedido" y a un no menos que sorprendente "Sin embargo, me ha sorprendido mucho lo que he leído puesto que todos los días entran aficionados a realizar la visita guiada a San Mamés a través de la Sala de Trofeos y Exposiciones. Quizás era lunes, o era un horario en el que la Sala estaba ya cerrada. Tampoco sé quién era el empleado que no les dejó entrar, pero me consta que los lunes también se permite asomar al campo a quienes lo solicitan e indican que el martes ya no estarán en Bilbao, siempre que los empleados no estén muy ocupados". No me interesa saber quién era el empleado. Me hubiese gustado un "¿cómo está tu padre?", un "¿podemos hacer algo para ayudarte?" O un simple "San Mamés y el Athletic desea que podáis ver lo que tu padre siempre soñó". ¿¿¿Eso es cuidar una aficion??? Sé que sólo es una persona, un humilde minero enfermo, no se trata de un político, ni de alguien mediático, sino faltaría tiempo para enmendar el error. Nunca podía pensar que mi querido Athletic me fallara de esta forma. Ni una simple pregunta sobre su estado de salud, sobre si podían hacer algo por ayudar. Nada. Un "lamentamos lo sucedido" para mi es como el que oye llover. Como si viniese del Real Madrid.
En fin, sólo quería compartir con ustedes lo que sentía. Decepción. Una grandísima decepcion. Pero tranquilo mi querido y viejo Athletic. Mi padre y yo te seguiremos queriendo. Aupa Athletic.
Artículo de JOSE ANGEL PEREZ RODRIGUEZ (@joanpero8)
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