domingo, 11 de mayo de 2014

UNA VIDA EN ROJO Y BLANCO


Los recuerdos de infancia del gran poeta Antonio Machado se remitían a un patio de Sevilla y a un huerto claro donde maduraba el limonero. Los míos son mucho más modestos; se limitan a una colección de cromos de Chocolates Chobil, en la que había que conseguir completar, junto a los jugadores de la Real, pelotaris más destacados del momento y el equipo ciclista KAS, los rostros de los titulares del Athletic en aquel año de 1967: Iríbar, Orúe, Echeverría, Aranguren, Larrauri, Zorriqueta, Aguirre, Uriarte, Arieta II, Lavín y Rojo, comandados por la “leyenda” Piru Gaínza. Mi niñez evoca los partidos escuchados en vilo a través de la radio de la cocina, el primer uniforme rojiblanco que me regalaron mis padres por sacar buenas notas y no haberme pegado con nadie esa quincena, los almuerzos dominicales a la carrera para, a las tres en punto, coger buen sitio en la vieja General de Pie de la Catedral –“niños, jubilados y militares sin graduación, 10 pesetas”-, los partidos arbitrados en el patio del viejo Santiago Apóstol el día del Patrón por un veinteañero José Ángel Iribar Kortajarena…

Dicen que en los primeros años de vida los humanos forjamos el carácter que nos acompañará a lo largo de nuestra andadura vital. De lo que no me cabe duda es que, en mi caso, los compases iniciales de mi existencia quedaron marcados por la pasión a unos colores, atemperada por el transcurso del tiempo, hasta devenir en la devoción hacia lo que creo simboliza el Athletic: espíritu de lucha, esfuerzo, afán de superación, compromiso…por encima de “vale todo”, “como sea”, “a cualquier precio”. En resumen, eso que llamamos “valores” y que nos enorgullece que sean la marca de la casa de nuestro equipo, lo que le hace peculiar –ni mejor ni peor- pero sí diferente.

Aunque la memoria sea, según oí decir a mi padre, la inteligencia de los tontos, exprimo las meninges y recuerdo aquel Athletic “yeyé” de hace cuarenta años, con Zubiaga, Betzuen, Igartua, Fidel Uriarte, Antón Arieta, Iñaki Saez, Javier Clemente, Ortuondo, Txetxu Rojo, Zabalza, el Chopo.. y en los banquillos, Ronnie Allen (“con cantera y afición, no hace falta importación”…), Milorad Pavic, Salvador Artigas, etc. Equipo este que dio paso al mejor Athletic que he visto jamás, y nos hizo gozar en Liga, Copa y UEFA; el de Iribar –siempre!!-,Txulen Villar, Jabo Irureta, el extraordinario Iñaki Churruca, Pitxitxi Carlos, Rojo, Escalza, Lasa, Guisasola, Madariaga, Alesanco…y la eclosión de jóvenes valores al estilo de Estanis Argote y mi compadre Goiko, llaves que abrirían la puerta a ese Athletic campeón de los 80, contando entre sus filas con Dani, Manolo Sarabia, los Salinas, Zubi, Txato Núñez, De la Fuente, De Andrés, Txetxu Gallego, Urtubi, Sola, Endika, Rocky Liceranzu, etc. Años posteriores con más sombras que luces, hasta alcanzar nuevamente la gloria Champions, de la mano del inefable Luis Fernández y capitaneados por el “potro” Joseba Etxebarria. Excuso continuar, ya que hasta los hinchas más jóvenes mantendrán viva la memoria de los últimos años rojiblancos.

Y en este rosario de recuerdos no podían faltar momentos inolvidables: aquel gol “fantasma” al Ajax por obra de Vidal; las gradas hirviendo en los partidos trascendentales; el mítico marcador de madera; aquel Athletic – Barsa que supuso un hermanamiento entre ambas aficiones, unidas por las expulsiones –injustas en la época- de Rojo y Cruyff; curiosamente, el Barsa- Athletic de 1983, en el que se produjo el encontronazo de Goiko con Maradona –me pilló la jugada a 20 metros, en el Camp Nou- y que devino en la ruptura de relaciones entre ambos clubes…y las finales de Copa. He tenido la oportunidad de asistir a siete de ellas ininterrumpidamente, desde aquella lejana del 69 frente al Elche, hasta la última contra el At. De Madrid, y todas llevan aparejadas momentos muy gratos, aunque en mi corazón la palma de emoción y alegría la ostentará siempre la de 1984 frente al todopoderoso Barcelona de Schuster, Maradona y otros “galácticos” de la época.

No puedo olvidarme, en este ejercicio mental, de los desplazamientos en apoyo del equipo, no siempre venturosos más prendados de forma indeleble en el recuerdo. Visitas a las “plazas grandes” –Valencia, Madrid, Sevilla, Barcelona, Coruña…- y a las “pequeñas” –Almendralejo, Soria, León, Mérida, Cádiz, Torrelavega, Villarreal, Toledo, etc-. Y, cómo no, los viajes europeos acompañando a los muchachos por Burdeos, Trondheim, Parma, Newcastle, Birmingham, Génova, Estambul o Bucarest.

Termino esta travesía por la memoria, y me doy cuenta de que en muchos de los mejores momentos de mi vida, al menos en los últimos 45 años, el Athletic y lo que significa están presentes. Por algo será. Este año los athleticzales estamos de enhorabuena: disfrutaremos del privilegio de competir con lo más granado del continente, aún a sabiendas de nuestras potenciales limitaciones –eso sí, asumidas de buen grado por la gran familia rojiblanca- pero siempre dando la cara con orgullo, valentía y nobleza. En estas circunstancias no puedo evitar traer a colación aquel titular periodístico del recordado José Mari Mújika, el día de la mítica Final de 1984: “Ya vuelve el León donde solía”.

!!!ORAIN ETA BETI….AUPA ATHLETIC!!!!!!!!

ARTICULO DE CARMELO RODRIGO (BILBAO 1961). LICENCIADO EN DERECHO POR LA UNIVERSIDAD DE DEUSTO (TODA LA VIDA PROFESIONAL EN EL AMBITO FINANCIERO Y BURSATIL) SOCIO DEL ATHLETIC. MAS DE 45 AÑOS SIGUIENDO AL CONJUNTO ROJIBLANCO. HABITUAL EN RADIO HABLANDO DE FUTBOL, TOROS, GASTRONOMIA Y ECONOMIA. AUTOR DEL LIBRO "SOMOS LO QUE COMEMOS".

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