Una pena. Esta semana se presentaba ante los aficionados como una ocasión pintiparada para “despachar el trámite” de la eliminatoria copera, y afianzar la encomiable posición del equipo en la Liga, tras el arranque dubitativo que levantó alarmas y sospechas, no siempre justificadas por lo temprano de su encendido.
No pudo ser. Apenas digerido el fiasco mayúsculo que supuso el encuentro de Alcoi, nuestro Athletic ofreció ayer en la Catedral, en la primera tarde rigurosamente invernal de la temporada, una imagen de equipo desnortado, premioso, con angustias impropias de su categoría y situación clasificatoria, frente a un Córdoba que comparecía bajo el marchamo de colista, pero que suple sus carencias técnicas con grandes dosis de estrategia y disciplina –dando mejor impresión, a mi parecer, que otros equipos en mejor situación en la tabla-, y con dos jugadores de calidad notable en puestos clave, como son Borja García y Ghilas.
A la hora de motivar el penoso encuentro de ayer, podemos agarrarnos a diferentes factores. Personalmente, nunca recurro al socorrido fallo del entrenador al confeccionar la lista de jugadores y su posición, pues entiendo que sabe mucho más que yo –y por ello cobra en consonancia-. Es más; pienso que los cambios tanto de hombres como de puestos que realizó Txingurri en el descanso, fueron los correctos y reactivó –algo- el partido. Falta de motivación, despiste, “caraja”, desidia…tampoco entro en eso, pues presupongo todas las virtudes a los futbolistas del Athletic en cuanto se ponen la camiseta. A mi modesto criterio, dos son los problemas estructurales que aquejan a nuestro equipo, y que creíamos arrumbados en el baúl de los malos recuerdos: la “Adurizdependencia” y el pobre rendimiento de la llamada “sala de máquinas”.
El primero es claro; Aritz sigue siendo un referente insustituible tanto en la materialización del gol como en su elaboración. Lo certificamos la anterior jornada en Getafe, donde no marcó pero su intervención fue decisiva en ambos goles. En cuanto a la zona de contención y creación, la falta de presencia y acumulación de errores tanto de Iturraspe como de Rico, incide de forma notable en el rendimiento del grupo. No olvidemos que el mal funcionamiento del motor de un equipo es como el de un coche: Seguirá frenando bien, funcionarán correctamente tracción y estabilidad…pero el auto, en conjunto, no marcha como debiera.
A pocos días del parón navideño, nada grave ha sucedido en la clasificación liguera: nos alejamos algo de puestos europeos, pero mantenemos una posición que vacuna frente a ataques de ansiedad. Cosa distinta es tanto la Copa como la Champions. Aquí no caben más despistes, y debemos encarar los próximos partidos contra Bate y Alcoyano con la intensidad que merecen no sólo los adversarios –aquí ya no quedan “pequeños”- sino la trascendencia del resultado final.
A lo dicho: Tranquilidad, nada de alarmismos, pero concentración, seriedad y mentalización. Sin prisa…. Pero sin pausa.
¡¡¡AUPA ATHLETIC!!!
ARTICULO DE CARMELO RODRIGO (SOCIO DEL ATHLETIC)
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