Para empezar, no podemos cerrar el capítulo Athletic-Valencia. Sería de necios no reconocer que Aduriz metió gol en un fuera de juego clamoroso. Resulta increíble que el linier no se percatase de esa situación. Ahora bien, la actitud del presidente y entrenador del conjunto ché es inadmisible, patética, bochornosa... Da la sensación que acudieron a San Mamés y... me reservo mis palabras. Es más, si el Comité de Disciplina tuviese los cojones bien puestos, estos dos sujetos deberían recibir una sanción ejemplar. Las redes sociales se han incendiado con insultos gravísimos al Athletic y al pueblo vasco gracias a la inestimable colaboración de estos dos individuos... sin duda, provocadores y generadores de violencia. Si la próxima temporada sucede una desgracia en el Valencia-Athletic, mucha culpa, perdón muchísima culpa, deberá recaer sobre estos dos elementos. En este mundo del fútbol igual que te dan te quitan... y viceversa... y ya me gustaría verlos quejarse cuando reciban un regalito... Lo dicho, esta gente debería desaparecer de este maravilloso deporte.
En la cuestión meramente deportiva, los fallos defensivos siguen a la orden del día. Somos unos totufos a la hora de meter la piernita y nos bailan como quieren. En el gol del Valencia nos quedamos mirando para variar... y el tanto encajado en Cornellá fue de verbena. Fallo clamoroso de Rico en mediocampo... ¡¡¡y Sergio García gana la espalda a Laporte como un auténtico benjamín!!! Me pueden vender mil burras sobre Laporte. Yo lo tengo claro. Debe mejorar muchísimo para convertirse en un gran defensa. Está cometiendo errores imperdonables y por mucho que alguno se empeñe en ampararlo, no es Beckembauer.
Lo que resta de temporada desprende un color oscuro. Me suena a ir escapando como se pueda en la liga para alcanzar los tres o cuatro puntos necesarios para evitar cualquier problema imprevisto "con la excusa" de que nos estamos centrando en la final de Copa. Y si eso sucede, me parece lamentable y penoso. Teníamos --- y seguimos teniendo --- al Málaga a tiro de piedra y resulta tristísimo tirar un año por la borda. Si nos ponemos las pilitas, es factible alcanzar la séptima plaza, pero no barrunto este camino. Sospecho todo lo contrario.
En fin, lo más importante. Tanto el presidente como el entrenador del Valencia son dos impresentables.
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