lunes, 20 de abril de 2020

LICERANZU: "EL RECIBIMIENTO EN BILBAO FUE ALUCINANTE"

LICERANZU - El Sitio De Mis Cromos

IÑIGO "ROCKY" LICERANZU. Junto con Andoni Goikoetxea uno de los mejores centros de la defensa en la historia del Athletic. Esa campaña 82-83 sumó 27 partidos.



La consigna en el vuelo a Las Palmas ese 30 de abril de 1983 era clara
Es lo que más recuerdo. En el avión todos íbamos pensando que no teníamos nada que perder. El Madrid dependía de sí mismo y sólo podíamos ganar. Ese fue el planteamiento.


El Estadio Insular no estaba muy mojado que digamos
Como siempre el césped estaba muy seco, pero no fue un obstáculo para dominar el encuentro y ganar con claridad.


Encajamos un golpe duro muy pronto
Todavía hoy en día, Miguel De Andrés dice que lo más importante de aquel partido fue su gol en propia meta que nos hizo despertar a todos... jajaja.


Peña GABARRA Athletic - Puerto de Bilbao

Nada más aterrizar en Loiu siguió la fiesta que había comenzado en Gran Canaria y continuado en Madrid
Cuando llegamos a Bilbao, hubo invasión de la pista del aeropuerto y lo primero que hicimos fue ir a Lezama. Allí estaban esperándonos nuestras novias, esposas, hijos... y luego a Getxo al Marítimo del Abra. Almorzamos y cuando nos embarcamos en La Gabarra Athletic fue donde de verdad empezamos a alucinar. Todo el trayecto estaba lleno de aficionados.Trabajadores de Altos Hornos saludando con ikurriñas y banderas del Athletic, fue alucinante. Una vez que llegamos al Ayuntamiento nos montamos en un autobús y subimos a La Amatxu de Begoña a hacerle la ofrenda del título. Luego, bajamos al Ayuntamiento y fuimos recibidos por todas las autoridades saludando uno por uno desde el balcón a toda la afición. Y todavía no habíamos terminado. Más tarde fuimos a La Diputación y cantó un coro. Fue un día de alucinar. Sabíamos que iba a ver movimiento, pero no pensábamos que tanto.


Subiendo a La Gabarra sucedió un pequeño susto que gracias a Dios se quedó en anécdota
No lo puedo olvidar. Agustín Guisasola se cayó entre La Gabarra y el embarcadero. Hubo suerte porque afortunadamente no pasó nada (habían unos maderos en punta). Le cedimos ropa y hasta el final con nosotros.

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