San Mamés es uno de los destinos más agradables de un desplazamiento, porque es uno de esos pocos campos en los que se respira fútbol, aunque para el Sporting dada su situación, es una salida demasiado complicada.
El partido es más difícil para este Sporting de Clemente porque va a visitar a un rival que en las dos últimas jornadas perdió distancia con las posiciones de zona europea. Por este motivo, el Athletic no puede salir con ninguna dosis de relajación, al necesitar los puntos, aunque por la filosofía de Bielsa parece poco probable que su equipo pueda dar algún tipo de facilidades.
Sobre el papel, el Sporting acude a San Mamés como víctima, al visitar a un rival que mantiene la estela de la imagen que ofreció ante todo un Manchester United, al que echó de Europa en una eliminatoria sensacional. La esperanza que queda en Gijón es que en el fútbol se dan sorpresas de vez en cuando. En más de una ocasión la dio el equipo rojiblanco en San Mamés. Un ejemplo puede ser la primera visita, en 1945, ante un Athletic cuajado de internacionales, el de los Iriondo, Zarra y Gaínza. O el que en 1974 le endosó por primera vez cuatro goles a Iríbar en La Catedral.
El Sporting viajará a San Mamés con la ilusión que permite aferrarse a las matemáticas, respaldado por un grupo de aficionados que viajarán a Bilbao con la intención de tener una buena tarde. La esperanza y la ilusión son irrenunciables, aunque la visita del Sporting esté envuelta por las urgencias.
Artículo de MANUEL ROSETY, periodista asturiano de EL COMERCIO Y DIARIO AS.
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