Domingo 21 de diciembre de 1980. Tarde grande en San Mamés. El Athletic golea al Barcelona. Los blaugranas se llevan cuatro chicharritos. El tanto de Migueli es pura anécdota. Ese día ocupó la portería rojiblanca ANDONI CEDRUN. El durangués tuvo que ganarse los garbanzos lejos de el Botxo, pero ese triunfo sigue latente en su corazón.
Athletic-Barcelona ¿Cómo se vive un encuentro de este calibre en Bilbao?
Se aparcan todos los problemas que rodean por culpa de la crisis que azota Bilbao y Vizcaya, y se habla del partidazo contra los culés. Es una válvula de escape. La afición se entusiasma y sólo se habla de fútbol.
¿Hay posibilidades serias de que la victoria se quede en casa?
Claro que sí. El nuevo estadio de San Mamés tiene magia rojiblanca.
En este tipo de partidos los fallos se pagan muy caro y la defensa rojiblanca es muy propensa a regalar, regalar, regalar...
No podemos ser pesimistas ante los errores. Debemos creer en nuestra defensa porque en estos partidos nunca falla.
¿Qué sensación generaba tener delante tuyo a Goiko, Guisasola o Liceranzu por ejemplo?
Que no hacía falta estar en la portería.Transmitían seguridad, carácter y liderazgo.
Abandonas el Athletic por falta de oportunidades. Sin embargo, vives momentos brillantes jugando de titular. En la campaña 80-81 golean al Barca...
Mi sensación era de estar en una nube. Disfruté como un enano viendo a mis compañeros desde la portería cómo estaban jugando al fútbol. Me sentía un privilegiado de contemplar un espectáculo.
A los 21 minutos ya ganaban... ¡¡¡3-0!!!
Los leones salieron de la jaula. Y cuando se dieron cuentas los culés, les habíamos dado tres zarpazos de muerte.
¿Manolo Sarabia (autor de tres goles) se llevó el balón para su casa o aún no se estilaban estas cosas?
Nuestra historia está relacionado con el fútbol inglés. Por ello era normal lo que hizo Manu.
Fue una temporada complicada ¿hubo alguna celebración especial tras aquel espectáculo ofrecido?
No. Yo me fui con la cuadrilla de Durango a disfrutar del partidazo.
Y el Athletic se queda a un pasito de jugar la Final de Copa de 1981 tras perder en semifinales frente al Barca.
Fue una pena. Creo que en esa eliminatoria los azulgranas fueron superiores y no tuvimos opción de haber llegado a la final.
Tu aita, el mítico portero Carmelo Cedrún (en la imagen de la derecha junto a su hijo) consigue con el equipo rojiblanco dos goleadas ante los blaugranas. Un 4-3 en el ejercicio 52-53 y un 4-1 en el curso 57-58 ¿te hablaba de estos partidos de txikia?
¡Mi aita me ha contado tantos partidos!... Porque en su época eran los mejores y ganaban con una facilidad pasmosa. De todas formas, hay un partido por excelencia que me ha repetido mil veces y es la Final de Copa en Madrid contra el Real Madrid de Di Stefano.
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