EN UN DERBI NO HAY FAVORITO

Un encuentro entre Real Sociedad y Athletic no es un partido más, no es un partido especial en donde los dos equipos quieren demostrar sobre el verde su verdadero potencial. Es un duelo muy intenso y vibrante en todos los aspectos, desde las gradas al mismo rectángulo de juego. Comentaba no hace mucho tiempo el mítico Xabier Clemente que un derbi es un partido diferente y que ese partido debería ser el más importante para el Athletic, que si en los últimos partidos no los ganaba era porque la Real salía mucho más motivada y con mucha más intensidad que los del Botxo.


Recuerdo con mucho cariño en los años setenta cuando en el viejo Atotxa se jugaba un derbi. Los duelos eran fantásticos, es decir, muy pegados a la línea de cal. El primero, Gorriti con Txetxu Rojo, saltaban chispas. En Donosti, se han jugado 69 derbis, en los que la Real ganó 33, empató 17 y sólo perdió en 19 ocasiones. El ambiente en las gradas era de respeto y cordialidad, con el saludo de los porteros en las dos gradas, es decir, en la de La Torre de Atotxa, y en la del Mercado de Frutas con el grito unísono de Real, Real, Real-Athletic, Athletic, Athletic, pero antes de todo esto un ambiente de colorido y Kale Giras desde la parte vieja hasta el campo con banderas de los dos equipos al aire.


La Real Sociedad es, sin ningún género de dudas, uno de los equipos revelación de esta Liga Santander. Y por méritos propios. Eusebio Sacristán y sus futbolistas han sabido compenetrarse para que este bloque sea un firme candidato a jugar el próximo curso en Europa. Una candidatura basada en un estilo de juego muy definido, con buen trato al balón, vistoso, de toque, de posesión, de combinaciones largas, de sorpresas por los dos costados, de diagonales de los de afuera para que los dos laterales desdoblen y lleguen a línea de fondo para dar un último pase, de pases interiores filtrados a los tres hombres más en punta, de mucha continuidad.


En esta Real Sociedad hay tres jugadores que ofrecen trabajo, intensidad, movilidad, robo, talento, precisión, último pase, juego aéreo, constancia en el trabajo, ayudas permanentes, coberturas... Esos tres mosqueteros son Illarramendi, Prieto y Zurutuza. Con los tres en el campo hay juego, pero son tan diferentes e imprescindibles que cuando una pieza de este entramado falta, el equipo en general lo nota mucho. Desconozco el por qué, pero el equipo se resiente mucho si uno de ellos no está.


Por su parte, el Athletic creo que llega más cansado de piernas, pero un derbi es especial y saben que es el último cartucho para agarrarse como gato a una cortina en disputar con Villarreal, Real y Atlético de Madrid, un puesto directo o indirecto en Europa. En un derbi no hay favoritos y muchas veces lo gana el menos favorito. Los dos últimos en Anoeta acabaron en tablas y también es verdad que los de Valverde sin Aduriz es un equipo que le falta eficacia cara a la portería rival, pero el domingo a las doce del mediodía pondrán toda la carne en el asador para sacar los tres puntos en juego y seguir peleando con mucho entusiasmo otra vez por Europa. Este equipo tiene mucho mérito a la hora de competir en una Liga Santander tan exigente. Desde el sábado, San Sebastián vivirá la fiesta del fútbol vasco con bufandas, banderas, camisas y gorros de los dos colores (Txuri Urdiñak y Txuri Gorria)


Que viva el fútbol y disfrutemos de un partido diferente entre dos equipos fantásticos cada uno con sus jugadores potenciales, pero con un trabajo de equipo fantástico.


Artículo de ALFREDO DEL CASTILLO. Entrenador nacional tinerfeño afincado en San Sebastián desde mediados de los años 70. Ha dirigido al Lagun Onak, Real Unión de Irún y SD Beasain. Ha pertenecido a las categorías inferiores de la Real Sociedad muchos años (dirigió al equipo cadete, juvenil y Tercera División, ganando distintos títulos, y también trabajó en la dirección deportiva) Salió en el ERE de la Real en el año 2011. Tiene en su currículum tres ascensos de categoría y 30 años de experiencia en el fútbol como entrenador.