ESTANIS ARGOTE. Como dijo Javier Clemente, "una de las mejores zurdas de Europa"... y yo añado "del mundo". Esa histórica temporada acumuló 33 presencias como rojiblanco.
Los recuerdos de aquel 1 de mayo de 1983 siguen muy presentes
Siguen estando en mi memoria y me acompañarán durante toda la vida.
Ganar la Liga se antojaba muy difícil
En aquel partido nos jugábamos ser Campeones y había dos cosas a tener en cuenta. Por una parte, ganar el partido a la U.D Las Palmas, algo que nos parecía factible. Y por otro lado, el Real Madrid tenía que perder en Mestalla, algo que nos parecía muy complicado porque con un empate el Madrid era Campeón, y además el Valencia podía descender dependiendo de otros resultados. Pero la fortuna nos sonrió y aunque empezamos perdiendo con autogol de Miguel De Andrés, luego fuimos muy superiores y ganamos 1-5 con comodidad.
Cuando terminó el partido en el Estadio Insular hubo un intervalo de tiempo que parecía no tener fin. Sin embargo, brotó una felicidad absoluta
Lo único que podíamos hacer era esperar las noticias que venían de Valencia y estuvimos entre cinco y diez minutos en el campo hasta que nos dijeron que había ganado el Valencia y éramos los campeones. El entrenador ché era Koldo Aguirre, que me hizo debutar en el Athletic en la temporada 77-78. Llevábamos 27 años sin conquistar la Liga y fue impresionante el ambiente y la alegría que se produjo en el instante que nos vimos Campeones. Todo el mundo cantando, festejando, abrazando... todos como locos. No hay palabras para expresar lo que sientes.
El recibimiento en el Botxo fue sencillamente inolvidable
A los dos días llegamos a Bilbao y la gente nos esperaba en el aeropuerto. Nos recibieron como a los actores de cine. Todo fue muy emocionante y en los días siguientes fue lo de La Gabarra. Aquello sí que impresionaba porque durante todo el trayecto había gente por todas partes, nos querían ver y nos sentíamos como actores de cine, no me había imaginado que fuera así.
Y Guisasola se pegó un buen remojón
Antes de subir a La Gabarra en Las Arenas (antes comimos en un restaurante) había que saltar un trecho, Agustín Guisasola iba distraído, se cayó por esa rendija y apareció todo mojado. Tuvo que hacer todo el trayecto con la ropa mojada, aunque creo que cuando llegamos al final ya se le había secado. Luego, tuvimos muchos festejos. Estábamos más cansados que cuando jugábamos los partidos, pero felices y contentos de haber hecho historia.
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