Primero. Proliferan los fallos y los desajustes defensivos. Nuestro bendito equipo es un caramelo para el rival más débil. Nos meten goles de verbena y nos generan ocasiones donde el oponente no consigue llevar el balón a la red porque es peor que nosotros. Damos todas las facilidades del mundo y hasta Laporte, (jugador venerado hasta la saciedad cuando aún le falta mucho, es mi modesta opinión lógicamente) ya ha manifestado que "nos meten goles por tonterías". Pues sí, nos meten goles tontos y propios de un benjamín. Y es digno reconocerlo públicamente. Sin embargo, la solución no aparece por ningún lado. Nos esmeramos en que esas tonterías en la retaguardia se multipliquen por infinito. Y si echamos un vistazo a las derrotas que sumamos, el noventa por ciento han sido por errores infantiles en defensa, por cagadas individuales de no saber enzimar a un contrario, no tener intensidad, no tener concentración, no saber meter la pierna... ¡¡¡Dios Mío esto se cuenta y no se cree!!! Afortunada o desgraciadamente, las imágenes no dejan lugar a la duda.
Segundo. No jugamos a nada. Y no hablo de juego bonito ni esas tonterías. Me refiero a nuestro fútbol. Rapidez, verticalidad, centros peligrosos por banda y remates imparables que originan victorias... La línea de creación está cerrada por vacaciones y no hay un solo jugador del Athletic que coja el sartén por el mango. Ayer vimos en Villarreal alguna cosita interesante de Susaeta con De Marcos por la banda derecha... pero fue un espejismo. Y creo que no me estoy metiendo a técnico porque no tengo ni puta idea de fútbol y jamás lo he hecho. Únicamente, escribo sobre cuestiones básicas.
Tercero. No soy adivino. Ahora bien, tampoco me considero tonto y la cara es el reflejo del alma. El rostro de nuestros futbolistas destila que están sumidos en un estado preocupante. Han tocado fondo y necesitan un revitalizante urgentemente. Deberían mandarse diariamente una caja de Pharmatón Complex... aunque no sé si esa vitamina provoca dóping. En serio, los jugadores necesitan un golpe sobre la mesa llegado desde el inquilino del banquillo y no veo a Valverde capaz de imprimir esa fuerza y ese carácter en este momento.
En fin, nos podemos ir para el piso. Si nos atenemos a lo que vemos, nuestro Athletic no gana al Málaga ni jugando diez días seguidos. Y perdonen mi pesimismo. Me remito a lo que veo. Y lo que observo no genera optimismo. Por eso, desde mi modestia y mi ignorancia más absoluta, apostaría por un cambio de técnico... aún doliéndome muchísimo porque soy pro Valverde. Ahora bien, la situación indica que su etapa en Bilbao ha finalizado.
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