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lunes, 12 de marzo de 2018

ESKURZA: "EL QUE ME LLAMO PESETERO ES EL MISMO QUE AHORA QUIERE HACER UNA ESTATUA A RAUL GARCIA"

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XABI ESKURZA. Ex jugador de ATHLETIC (1989-94) y BARCELONA (94-95) nuestro rival este domingo en el Nou Camp. Nuestro protagonista habla de la actualidad, de una maravillosa victoria 2-3 en terreno blaugrana... y ofrece por primera vez, desde su polémica salida de San Mamés, datos que nunca había contado.


Estábamos casi todos con la mosca tras la oreja... y llegó un triunfo reconfortante ante el Leganés.
El partido se puso de cara muy pronto y el Leganés no fue capaz de traducir en goles el control del juego que tuvo.


Raúl García, aquel jugador que decían que nos odiaba, salió con una ovación de Aúpa el Erandio de La Catedral con un doblete en el bolsillo.
Nos gusta juzgar a la gente sin conocerla y sobre todo mezclar los sentimientos con amor y fidelidad a unos colores y eso hace que endiosemos u odiemos a un jugador sin conocerle y además exigirle que piense y sienta como nosotros. A nadie se le puede imponer ni privar de sus sentimientos. Eso es algo muy personal y que cada uno lo siente de manera muy diferente. Lo que hay que exigir es profesionalidad y eso es lo que demostraba Raúl cuando venía con otra camiseta y ahora con la del Athletic. Como la memoria es corta y selectiva, ahora es un héroe cuando antes era un demonio. Nos quedamos tan tranquilos y no pasa nada.


¿Quizás Kepa nos salvó de meternos en algún problemilla serio?
Volvió a hacer un gran partido. Los partidos muchas veces se resuelven con detalles y esta vez esos detalles estuvieron de nuestra parte.


Ahora todo es alegría. Sin embargo, hasta hace apenas un suspiro, el ambiente estaba caldeadísimo. ¿El aficionado del Athletic tiene razones poderosas para la crítica o todo lo que está aconteciendo en una campaña irregular se está magnificando?
Creo que se esperaba bastante más de la temporada y eso está pesando. De la Copa nos eliminó un Segunda B, en Liga no acabamos de hacer dos partidos buenos, y en Europa, que era lo que mantenía la ilusión, nos puede quedar poco. Kuko ha buscado una forma de juego y un equipo que no ha encontrado, y eso ha hecho que no haya un bloque y cada partido parezca otro intento más de encontrar ese camino.


Y es evidente que se responsabiliza de todos los problemas a nuestro técnico. ¿Nos estamos excediendo con el Cuco?
En el fútbol no se reconoce el sacrificio y esfuerzo del que pierde. Se lleva una lógica diferente al resto de los deportes donde se reconoce la dificultad y sacrificio de todos los deportistas. En el fútbol el que gana es Dios y un ejemplo a seguir y el que pierde un vago y un zoquete. En esa lógica el entrenador es el máximo responsable y por lo tanto el culpable cuando las cosas no funcionan y no hay resultados.


Compartes vestuario tres años. ¿Qué recuerdas de Ziganda?
Con Kuko llegué a tener una amistad que por diferentes motivos, como ocurre muchas veces en la vida, no hemos mantenido. He hablado alguna vez con él por motivos profesionales y también para felicitarle en alguna ocasión. El recuerdo que yo tengo es de una persona muy cercana, generosa y noble, además de un  grandísimo futbolista. La anécdota o recuerdo que guardo de aquella época es que gracias a él conocí los San Fermines. Me invitó a una comida que organizaba Patxi Ripodas en su casa y a partir de ese año todos los años reservaba un par de días para acercarme a Iruñea.

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¿Cómo ves al Athletic en retaguardia? ¿Hemos perdido esa contundencia y anticipación de antaño y en ocasiones pecamos del toque-toque en situaciones peligrosísimas?
Se habla mucho de nuestra identidad y del toque toque, pero yo recuerdo que nosotros fuimos un equipo de toque y fuimos capaces de hacer buen fútbol e ilusionar a San Mamés con nuestro estilo. Por eso, no creo que haya un estilo que se pueda imponer sino unos jugadores que son capaces de desarrollar un fútbol determinado. La claves es conocer tu plantilla y adaptar tu estilo y juego a esos jugadores. Por último y aunque parezca una obviedad, en equipos del nivel del Athletic tienen que jugar los mejores porque no sueles tener una plantilla como para hacer experimentos. El fútbol es un deporte muy difícil y complejo y las dificultades o carencias muchas veces además de la falta de jugadores de nivel suelen venir por fallos o errores colectivos y no por los que directamente los cometen. Esto quiere decir que muchas veces cuando el equipo no hace gol o cuando le hacen muchos goles no tiene por qué ser por culpa de los delanteros o de los defensas y portero.


Y este jueves nos jugamos nuestro futuro en Europa en cuestión de 90 minutos.
Muy difícil y complicado. Ellos son muy buen equipo y traen una renta suficiente.


Sin olvidar la cita liguera del próximo domingo nada más y nada menos que en el Nou Camp.
Lo de Barcelona es diferente. Aunque juguemos en la misma Liga, ellos están a otro nivel y desde luego lo que pase allí no debería servir para comparar ni sacar conclusiones. Hay que ir a disputar y competir como en las ocasiones que se ha hecho un buen partido, pero si no se consigue pasar página rápido porque no disputamos la misma “Liga”.


¿Qué recuerdas de aquella histórica victoria en terreno blaugrana 2-3 en el curso 93-94? Juegas los 90 minutos.
Precisamente ese equipo practicaba un fútbol de toque y más control que el que había caracterizado al Athletic anteriormente y fuimos capaces de entrar en Europa y realizar grandes partidos. Uno de ellos fue esa victoria contra el Dream Team. Un equipo que marcó una época y una forma de jugar que perdura hoy en día en el ADN del Barcelona. Fue un partido redondo y a diferencia de la situación que está viviendo hoy en día el equipo, teníamos una dinámica ascendente y muy positiva. Todo eran halagos y críticas positivas. Eso también ayuda a que los jugadores se comprometan y crean en su juego. Personalmente, recuerdo que no fue muy diferente al resto de partidos jugados sobre el terreno de juego, pero si al acabar que nos dimos cuenta de lo que habíamos “conseguido”. De hecho, todavía hoy en día, después de 25 años, nos recuerdan esa temporada y ese partido concretamente.


Y han pasado 24 años de tu fichaje por el Barca. Sin embargo, algunos te siguen tachando de pesetero. Defiéndete.
Me extenderé un poco si me permites y daré datos que nunca he podido dar por respeto a mis compañeros, pero dado el tiempo transcurrido entiendo ahora se pueden "desclasificar". Además, el tiempo y la experiencia ayuda a ordenar y explicar los hechos. 
El que me llamó pesetero es el mismo que a Raúl García le insultaba y ahora le quiere hacer una estatua al lado de Pitxitxi. Es el mismo que “nacionaliza” jugadores para que cumplan con la filosofía y luego les insulta cuando deciden dejar el Athletic.
Desgraciadamente, nosotros también tenemos nuestros talibanes que dicen quienes son los que sienten los colores y quienes son unos traidores. El que el jugador haya nacido aquí y sus referentes sean los jugadores del Athletic y San Mamés y además su sueño de siempre sea vestir la camiseta rojiblanca, da un plus pero nada más. Es algo íntimo y muy personal y además imposible de medir por lo que hacer una competición de sentimientos es un absurdo. Ya entonces teníamos compañeros que no habían tenido esos referentes y no tenían esos sentimientos, pero eran jugadores importantes y comprometidos. El Athletic debe aspirar a tener a los mejores jugadores seleccionables y punto. Lo de pesetero es de risa. 
Para mi ahora es muy fácil comparar mi situación y contrato con la realidad actual, pero sería ventajista y podría dar a entender que los actuales jugadores son unos privilegiados. Nada más lejos de la realidad, el fútbol es, ha sido y será un deporte muy duro, sacrificado y difícil ,por lo que ningún futbolista es un privilegiado. Lógicamente, los que llegan son unos afortunados por poder hacer lo que les gusta, pero no más que cualquier profesional que se esfuerza y trabaja mucho para conseguir su sueño profesional. Y sé de lo que hablo porque yo saqué la carrera con 30 años y sé de su dificultad y sacrificio.
Siempre recordaré como Luis Aragonés nos decía que el mejor jugador del mundo había sido DON Alfredo Di Stefano porque lo había conocido y había jugado con él, pero que no era comparable con Pelé, Maradona, Cruyff... porque sencillamente no habían jugado en la misma época y por lo tanto hablar del mejor jugador de la historia es una discusión absurda. Con esto nos quería explicar que el fútbol y sus futbolistas son comparables en la misma década, pero más allá no tiene sentido por la imposibilidad de contrastarlo y por la evolución de la propia sociedad y tecnología.
Con esto, quiero ser justo con los jugadores actuales que se merecen todo lo que se han ganado con su trabajo, pero sobre todo resaltar a los anteriores a mi época que tampoco tenían los contratos que teníamos nosotros en la década de los 90. A cada uno nos ha tocado jugar en una época concreta y cada uno hemos tratado de aprovecharla para asegurar nuestro futuro y el de nuestras familias.
Con esto pretendo contextualizar mi siguiente explicación, enmarcarlo en la década de los ochenta - noventa y únicamente compararlo con aquellos años. Nada que ver por supuesto con épocas anteriores ni posteriores.
Yo entré con 12 años (1982) en Lezama, con 14 estuve toda la temporada sin jugar por un problema de crecederas, después me cedieron a la Ikastola Asti Leku y al Deusto. El ultimo año juvenil estuve con Niko Estefano en Juvenil Nacional y con 18 años subí al Bilbao Athletic donde firmé mi primer y único contrato con el Athletic.
Al año siguiente, subí al primer equipo con Kendall con 19 años y ya me hicieron ficha del primer equipo “mejorando” el contrato firmado el año anterior. Estuve cinco temporadas en el primer equipo con ese contrato y sin pedir nada porque entendía que era lo que había firmado y me correspondía. Es más, la temporada 92-93 me rompí el tobillo en el primer entrenamiento de pre temporada y estuve ocho meses lesionado. Tenía un contrato de cinco millones de pesetas (30.000€) brutos (el neto no existía...) y dos millones (12.000€) si jugaba veinte partidos creo y a pesar de tener el contrato más bajo de la plantilla y entender que podían haber tenido un detalle y dado que me había lesionado pagar el variable no dije nada y asumí lo firmado. Por supuesto, no me pagaron el variable. La temporada siguiente, última de mi contrato, fue la 93-94 donde hicimos una gran campaña, y en septiembre empezamos a negociar para renovar el contrato que terminaba. Yo cobraba seis millones de pesetas (36.000€) y tenía otros tres (18.000€) por jugar partidos. Estas cantidades no son comparables con las actuales por supuesto, pero las doy por si alguno las quiere comparar con las de esa época.
Lo que ofrecieron en septiembre fue poco más de lo que cobraba y de hecho en diciembre viendo la temporada que llevábamos me pidieron que lo olvidase y me hicieron otra propuesta. Esta propuesta mejoraba la inicial, pero no estaba al nivel de otros contratos de compañeros que tenían un papel importante en el equipo como lo estaba teniendo yo. Es más, dos compañeros que estaban cedidos cobraban más que lo que a mi me estaban ofreciendo. Por aquel entonces tenía ofertas de prácticamente todos los equipos de Primera División y no las quise escuchar transmitiendo a mis representantes que mi intención era quedarme. No hubo ni siquiera contacto por saber cantidades, años, condiciones... ya que tenía tan claro que me quería quedar y me daba igual lo que me ofreciesen. Fue en marzo cuando me llamaron a una reunión en Lezama con el entonces Director Deportivo y me transmitieron que no iban a modificar la ultima propuesta ofertada por el club porque entendían que no quedaba libre, por entonces existía el derecho de formación y promoción y a los jugadores nos podían retener hasta los 25 años. Yo había cumplido 24 en enero, pero tenía claro que mi contrato finalizaba el 30 de junio de 1994 después de seis años y que no iba a aceptar ningún tipo de chantaje ni presión con la retención porque entendía que ya me tocaba equipararme a los compañeros que estaban en mi misma situación deportiva. Por contra, ellos me comunicaron que no estaba libre y que aceptaba su oferta (aproximadamente la mitad de lo que cobraban los jugadores importantes de la plantilla) o me retenían un año más.
Ese fue el momento en el que decidí marcharme del Athletic. Me sentí chantajeado y maltratado injustamente. Mi sueño era jugar en el Athletic e incluso pagar un precio por cumplirlo, pero entendía que ya lo había pagado de sobra y era el momento en el que el club me lo reconociera en un contrato. Un reconocimiento equiparándome al resto de compañeros que estaban rindiendo lo mismo que yo en el campo, ni más ni menos. Lo que tenía claro era que por nacer en Trapagarán y soñar con jugar en el Athletic, no iba a volver a firmar un cheque en blanco con el club. Eso ya lo había hecho con 18 años. Incluso en mi decisión de a qué club marcharme tampoco primó lo económico porque tenía ofertas bastante más elevadas.
Seguramente, no pude ni supe defenderme y explicar todo con datos y números como lo puedo hacer ahora cada vez que me preguntan, aunque con el paso del tiempo también he descubierto que lo que realmente importa es ser dueño de tu futuro y pelear por lo que crees justo cosa que hice en el pasado.
El fútbol te dá una oportunidad única en la vida que difícilmente la vas a volver a tener una vez que lo tienes que dejar. Merece la pena que me llamen pesetero a costa de tomar mis propias decisiones de futuro que no ser un ejemplo de sentimiento rojiblanco a costa de arrepentirme tarde y sin poder de reacción de la decisión tomada en su momento.

P.D: En la imagen superior, el autor de esta entrevista con XABI ESKURZA en su oficina de La Torre Iberdrola en Bilbao en el mes de diciembre.

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