CARMELO RODRIGO CALVO. Licenciado en Derecho. Socio del ATHLETIC desde 1980.
Triunfo en Éibar. Parece que respiramos un poquito...
Sin duda. Aumentamos la distancia desde los puestos de descenso y conseguimos sumar seis puntos seguidos tras una racha negativa que duraba demasiado. Tal y como estaban las cosas… no se puede pedir más.
El Athletic salió enchufado y generalmente si te decantas por ese camino aumentan las posibilidades de ganar.
Sinceramente creo que la actitud del equipo fue ir a por la victoria en todo momento. La primera parte lució mucho más y se pudieron conseguir dos o tres goles de ventaja, y sólo la excelente actuación de Jaime –junto con algún error nuestro- lo impidió. En la segunda…un aburrimiento para el espectador; nos dedicamos a “tenerla”, en la confianza de que las cosas no se torcieran. Pienso que la situación actual del Eibar ayudó: poniendo por delante que tiene un mérito tremendo por estar ahí, en una competición en la que es el más desfavorecido –al menos en cuanto a tema económico se refiere-, está pagando las consecuencias. Hoy fue patente. Por solidaridad y simpatía, les deseo de corazón que se salven.
Gozamos de ocasiones. ¿Por qué cuesta tanto introducir el esférico en la portería adversaria?
Por diferentes motivos. El portero contrario estuvo espléndido; algunos errores fueron fruto de la bisoñez, más que de la ausencia de calidad; los nervios por la trascendencia de los puntos… insisto en que, a estas alturas de la competición y no considerándome “resultadista”, lo más importante es sumar y enderezar una temporada extraña desde el inicio.
Algunos dan por acabado a Carlos Gurpegui, pero metió un golito de oro.
Ahí me has tocado la fibra. Reconozco mi debilidad por Gurpe, al que he considerado siempre un ejemplo de pundonor, amor propio, intensidad, fidelidad… El año pasado, sin ir más lejos, fue uno de los tres “viejos” baluartes –junto a Aduriz e Iraizoz- que apuntalaron los resultados. Es cierto que esta temporada se le ha notado más “justito” pero, como solemos decir los cincuentones, “lo que pierdes de vista lo ganas de olfato”. Carlos es el ejemplo vivo: tiene menos rapidez, menos reacción…pero mucha mejor colocación y “saber estar” que cuando era joven. Ahora mismo, viendo el desbarajuste del equipo en momentos puntuales, es un activo a tener en cuenta.
¿Ves a Iñaki Williams madurando a pasos agigantados? Se le vio corriendo como un poseso.
Williams es un jugador al que podemos definir que progresa adecuadamente –en términos escolares-. Tiene potencia, desmarque, velocidad…y en ocasiones, definición. Hay que darle recorrido. No volvernos locos; pensar que tenemos una figura y, de paso, meterle una presión innecesaria. Puede ser grande, y creo que lo será. Pero démosle tiempo, paciencia y oportunidades.
En defensa, el Athletic volvió a evidenciar con cesiones peligrosas a Gorka que tiene miedo a enviar la pelota el quinto pino si la situación lo requiere...
Así es, aunque tampoco creo que ese defecto sea patrimonio exclusivo del Athletic. Los que vemos unos cuantos partidos a la semana hemos constatado la tendencia de muchos jugadores por intentar sacar el balón “jugado”… como si dar un patadón en un momento dado fuese signo de ausencia de calidad, un desdoro del buen fútbol. Al revés; si la situación lo requiere, el “patadón y tentetieso” es un signo de inteligencia, y se evitan situaciones innecesariamente peligrosas.
¿Existen opciones reales de doblegar al Madrid en La Catedral?
Con los pies en el suelo, no lo creo. La diferencia de calidad entre unos y otros es abismal. Puede sonar la flauta, pero será algo heroico, casual, y no fruto de una pelea entre iguales o parecidos. Mientras existan las desigualdades brutales en el fútbol español –reparto de ingresos televisivos...- cualquiera que no sea Madrid o Barca, y tenga la mínima esperanza de dar la campanada en esta competición, es un utópico. La diferencia entre el Athletic y otros es que nosotros asumimos ese statu quo –aunque no nos guste-. Eso nos hace distintos…para bien o para mal.
Pero antes la cita copera ante el Espanyol. La final está a un paso. ¿El gol periquito en Bilbao puede hacer mucho daño?
No debiera. Tenemos que afrontar el partido con mentalidad ganadora: solo nos vale la victoria. Tampoco es tan difícil. Estamos en puertas de una Final de Copa, con la trascendencia e importancia que le damos aquí a eso. Hay que ganar un partido. Me da igual que sea en casa o fuera; el rival es un igual o parecido a nosotros. No caben excusas; si no somos capaces… fuera. Solo espero que el Athletic no especule con los resultados parciales de cada momento.
¿La eliminación ante el Torino ha sido una decepción o un fracaso?
Yo lo dejaría en una decepción relativa. El resultado de la ida invitaba a hacerse ilusiones. En la Catedral nos faltó tranquilidad y presencia de ánimo para gestionar el partido en función de cómo se iba desenvolviendo. Creo que no hay que darle más vueltas. Ha sido una experiencia más, otra “muesca en la escopeta” de un equipo que compite en desventaja, que los athleticzales lo aceptamos con orgullo y que nos tiene que llenar de alegría –me refiero al hecho de estar ahí-. Pero nuestras “alubias” actuales están en la Liga y nuestras “angulas”, en la Copa…
¿Valverde no supo manejar el tempo del partido?
Me sorprendió mucho la alineación de salida. Valiente, arriesgada, con mucho delantero y centrocampista en un partido vital para asegurar los tres puntos, y ante un equipo rocoso y necesitado como el Eibar. A medida que se fue desarrollando el encuentro, las cosas se pusieron en su sitio. Y parto de la base de que nunca suelo cuestionar las decisiones del entrenador: se supone que sabe de esto mucho más que yo y tiene el criterio suficiente –vestuario- para tomar determinadas decisiones, aunque personalmente no las comparta.
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