Año 99. Fichas por el Athletic. ¿Tu tío Patxi Rípodas te dice si no aceptas te vas a arrepentir?
No. Patxi siempre ha sido y es un referente para mi, pero nunca me dijo nada así. Fue una decisión mía y viendo mi situación en ese momento en Osasuna y la apuesta sobre mi del Athletic no fue nada complicada. Otra cosa bien distinta hubiera sido si Osasuna estuviera apostando por mi y hubiera recibido esa oferta por parte del Athletic. En ese caso creo que no me hubiera movido de Osasuna. Soy una persona con unos principios y valores que se enfocan más a las personas y su compromiso que a otras cosas. Y mi vida giró con la apuesta del Athletic y el beneplácito de la operación por parte de Osasuna.
Era la época de Luis Fernández en el banquillo ¿Cómo se interesan por tus servicios y fructifica la operación? Si no recuerdo mal primero fue una cesión.
Al finalizar el encuentro Lotina y Miranda deciden tratar que el Athletic ceda para esa temporada a Pablo (Orbáiz), a lo que Luis Fernández y Arrate ven con buenos ojos simultáneamente que sea Osasuna también quien me ceda al Athletic en esa operación. Al principio todos tan contentos. El problema llega al año siguiente donde Osasuna es consciente que ya no tiene a ninguno de los dos jugadores y la cobardía de responsabilizarse (el presidente de Osasuna, Miranda) con la decisión tomada, pretende achacarlo a que era yo el que siempre había querido irme al Athletic. Nada más lejos de la realidad. En esa situación me hubiera ido a cualquier equipo que me quisiera y me alegro que fuera el Athletic.
Doce de octubre de 1999. Se produce el estreno en un partido loco. Málaga 3-Athletic 4. Entras en el minuto 52...
Fue una gozada. Nada mas salir nos metieron el 1-3 y toda la Rosaleda cantaba olés. Era normal porque nos estaban dando un repaso. Sin embargo, en un cuarto de hora levantamos el resultado. Todavía me acuerdo la sensación en el vestuario. Entre alegre y sorprendido, no me lo creía, ni el debut ni el resultado. Todo fue muy rápido y guardo un gran recuerdo.
¿Costó hacerse con un hueco en el once titular? ¿Jupp Heynckes era el entrenador que necesitabas para la consolidación definitiva?
Sí, me costó hacerme un hueco en el once... Siempre ha habido grandes jugadores en el Athletic y la zona de arriba era una línea con mucha competencia. Ahí estaban Urzáiz, Etxebe, Ezquerro, Guerrero, Yeste, Alkiza... grandes jugadores.
¿La temporada 2001-2002 fue la mejor de tu carrera deportiva? Disputas 38 partidos y anotas 11 goles contabilizando Liga y Copa. Además, los tikotazos se pusieron de moda.
Se puede decir que objetivamente fue mi mejor año. Jugué muchos partidos y destacaron algunos goles de los que metí. Llegamos a Semifinales de Copa y aspiramos hasta el último momento por disputar un puesto para La Uefa. Aunque mis mejores ańos llegaron con Valverde. Disfruté mucho más de todo. De mi juego y mi rol en el equipo. Fue fantástico el juego que realizamos esos dos ańos y cómo planteábamos los partidos. La propuesta era muy similar a la de estos dos ańos con Bielsa. No como juego, pero si como intención de ganar sea cual sea el campo en el que juegas, sin complejos y con total confianza en nuestras capacidades.
Nos quedamos a un paso de la final del torneo del K.O ¿qué recuerdas de las Semifinales ante el Real Madrid?
Llegamos con un resultado a favor (2-1) y la propuesta nuestra fue más de aguantar que de ir a por el encuentro, y eso en el Bernabéu es dificilísimo. El partido se te hace muy largo al tratar de aguantar las envestidas de un rival de semejante talla. Al final por no arriesgar caímos poco a poco. Fue una muerte dulce. Como un terrón de azúcar.
Y debutas como internacional absoluto. Enfrente, la naranja mecánica (Holanda).
Fue un choque amistoso y la consecuencia de un buen rendimiento personal y colectivo.
La llegada del Txingurri Valverde en 2003 llevó al Athletic nuevamente a Europa ¿conectó rápidamente con los jugadores?
Sí. Con él descubrí cómo un entrenador puede sacarte siempre un poco más gracias a la conexión de respeto y admiración recíproca de jugador-entrenador y a la confianza que genera en torno a si mismo en lo que hace y en nosotros al creernos capaces de llevarlo a cabo. Un gran gestionador de vestuario. Para mi el mejor entrenador que he tenido.
Y otra Final de Copa se nos escapó. El Betis nos hizo la jugarreta ¿Qué ocurrió para no disputar el partido clave? ¿Hubo mucha presión?
Como jugador es el partido más importante y más bonito que jamás haya jugado. Fue duro, pero muy bonito de vivir y de jugar. Hubo emoción, sentimientos a raudales... apagones, nervios y un duro e inmerecido final. Merecimos por juego y ocasiones jugar La Final y San Mamés vibró como el sabe hacerlo. Un recuerdo imborrable y una pena que no pudimos regalar a la afición del Athletic esa Final de Copa tan deseada que además hubiera sido contra Osasuna.
Verano del 2005. Llega Mendilíbar a Lezama ¿Por qué no hubo feeling con el técnico vizcaíno? Se comentó que las palizas físicas no gustaban a la plantilla...
Las palizas físicas son el pan de nuestro de cada día, estamos muy acostumbrados. Además, mis mayores palizas me las han dado en juveniles, así que ya venimos avisados de lo que es el fútbol. Sacrificio y pasión por lo que haces, y que además lo hagas bien.
Y coge las riendas del Athletic Javier Clemente ¿de qué forma se conjuraron para salvar una situación que parecía irremediable?
Fueron años muy duros. Ver que no éramos capaces de ganar y que nos metíamos abajo. Ver que teníamos a todo un pueblo sufriendo junto a nosotros y por el que nosotros no éramos capaces de hacer el bien... pues pesaba mucho y nos fue complicadísimo sacar semejante reto adelante. Al final, esos dos años duros pasaron y han llegado otros mucho más bonitos de vivir para el club. Eso sí, esos dos ańos descubrí un Sentimiento Athletic en la afición de agradecer y un compromiso y compañerismo por parte de jugadores envidiable y me enorgullece haberlos tenido como compañeros. Auténticos gudaris.
Peor fue el siguiente ejercicio. Nos salvamos en la última jornada ante el Levante. Participas en los últimos dieciocho minutos tras una gravísima lesión.
En octubre me rompí el cruzado anterior de la rodilla izquierda y no pude ayudar en el campo todo lo que me hubiera gustado viendo el sufrimiento que tuvimos. Pude ayudar en esos minutos finales contra el Levante y me alegro de haberme recuperado para poner ese granito de arena para la salvación. Un partido donde el Sentimiento Athletic ganó y nos salvó de caer a Segunda.
En 2007 tras una pretemporada prometedora y ser titular en la primera jornada frente a Osasuna desapareces del mapa rojiblanco ¿sufres una decepción con Joaquín Caparrós?
Con Caparrós no administré bien mi rol en el equipo. Si es verdad que no me gustaron una serie de cosas que vi por detrás, pero eso lo personalicé y me perjudicó deportivamente. Una pena, aunque un buen aprendizaje.
¿La cesión al Eibar era la salida más factible?
Fue una salida tal vez un poco a la desesperada. Además tengo una hija y tampoco quería irme sin ella ni moverme a cualquier sitio. En el Athletic no me sentía futbolista y tenía claro que no quería estar por estar. Entrenaba y entrenaba y el objetivo cada vez lo veía más borroso, ya que domingo sí y domingo también me quedaba fuera de la convocatoria. A la vez fue una experiencia muy gratificante. Conocí otro gran club, grandes personas que lo formaban, muy buenos compañeros y otros retos futbolísticos. Me volví a sentir jugador hasta que tres meses antes de acabar La Liga una hernia discal me deja sin posibilidad de ni siquiera entrenar y la opción de entrar en quirófano. Opción que descarto ya que por mi edad ,33 años, decido dejar el fútbol y cuidar más mi cuerpo para no volver a tener episodios como el que viví. Fue una marcha forzada, pero necesaria para mi. Una etapa muy gratificante vivida como futbolista y a empezar otra con muchas ganas de experimentar.
¿Y qué trato recibes por parte del presidente Fernando Macua?
Soy de los que piensan que el presidente tiene que estar en la foto de los fichajes y de las salidas. En la foto de la bienvenida y de la despedida. Hay que tener categoría para todo, no sólo para las medallas. Eso es ser responsable de un club.
¿Cómo fue aquel capítulo en el Sadar donde estabas calentando en la banda, se iba a producir el cambio y ante los insultos de la grada no sales al terreno de juego?
El insulto es parte de este deporte. Nunca dejaría de salir al campo por semejante tontería. No salí al campo porque iba a jugar veinte minutos ante un equipo que me formó en el que tenía amigos, que estaban en puestos de descenso a poco de acabar la temporada y que estaban con uno menos e íbamos ganando 1-5... Con 1-4 mi intención era salir, de hecho estaba junto al línea en el momento del quinto gol. En ese instante vi cierta sensación como de vendetta y no me gusta pisotear ni reírme de nadie. Pude haber salido y punto. Fue una reacción que no controlé y que me perjudicó para con mi afición porque lo consideraron una ofensa. Esa no fue mi intención. Soy un enamorado del Athletic y eso me fastidió. Creo que si lo viviese con otro equipo y fuera el Athletic el que estuviera en esa situación, por supuesto que tampoco me gustaría salir al campo.
¿Entiendes la animadversión que invade a El Sadar en contra de los jugadores navarros que deciden fichar por el Athletic?
No. Pero es algo promovido para crear esa crispación para odiar al Athletic en vez de preocuparse de los problemas que ellos tienen. Que parte que económicamente tal vez no tienen para tratar de que se queden y que en vez de ir al Gobierno Navarro para pedir esa ayuda la pagan con que al Athletic si se la dan. El problema no es del Athletic. Para el Gobierno Navarro esa crispación es más rentable y más barata que la aportación económica para hacer un Osasuna más competitivo.
¿A qué te dedicas en la actualidad?
A la formación y desarrollo personal orientada a la inteligencia emocional y su educación para que sea útil en el deporte desde el deportista.
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