Cuando un equipo reside en la gloria o está próxima a ella, lo normal es que sus protagonistas no apelen a las frases hechas. Se muestran felices y contentos, hablan de seguir en la misma línea sin perder el norte, no ven la hora de que llegue el próximo partido... en pocas palabras no se escuchan justificaciones que generan aún más incertidumbre que la que invade a nuestro Athletic en la actualidad.
Apunten las frases hechas que están surtiendo a los medios de comunicación. "Hay que pensar en positivo". "Somos una piña". "Un poco de suerte no nos vendría mal". "Estamos todos con Bielsa". "Ni no planteamos que echen al míster"... y muchas más que para no cansar, estimado lector, no vamos a citar. Y me pueden contar cuatro millones de historias multiplicadas por infinito que esta coyuntura es sinónimo de que un equipo está sumido en una profunda crisis y la cabeza de su entrenador -- deportivamente hablando... sobra decirlo -- pende de un hilo.
Nuestro Athletic, el sentimiento más bendito del mundo, está chungo aferrándonos a un lenguaje claro, conciso y directo. Y creo que absolutamente todos lo vemos. Y está más cerca el adiós de Bielsa que su capacidad para hacer reaccionar a una nave que casi gana dos títulos.
Ojalá me equivoque y Bielsa finalice la vigente temporada, pero leyendo las justificaciones que estoy leyendo...
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