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sábado, 13 de diciembre de 2014

¡¡¡QUE GRANDE ERES ATHLETIC!!!


Me agarro cada cabreo con nuestras derrotas y con los fallos tontos de nuestros jugadores que algún día me saldrá una úlcera. Te quiero tanto que me fastidia de lo lindo cuando perdemos... Sufro como un condenado, pero me da igual.

Sin embargo, siempre se impone lo bueno. El enorme sentimiento que te profeso. Las emociones que aparecen con una victoria. El corazón...
palpita a mil por hora y soy el tío más feliz del mundo. Sin ir más lejos, hace unos días cuando superamos al Bate. Me invadió una felicidad cojonuda que no puedo explicar con palabras porque es grandiosa

Desde que nací mi aita me enseñó a amar al Athletic. Día tras día me trasladó el enorme sentimiento que siente él por el mejor equipo del mundo. Vistiéndome desde muy pequeñito con los colores rojiblancos, llevándome a muchos sitios a ver partidos del Athletic... ahora bien, el momento donde dije "Este es mi equipo hasta que me muera" sucedió justo hace 31 años.

Era la primera vez que iba a Bilbao. Fuimos a ver un Athletic-Liverpool de la Copa de Europa. Enfilamos la calle Licenciado Pozas hasta La Catedral y al cruzar Sabino Arana, el viejo me dijo: "Mira pa enfrente". Miré y vi el hermoso escudo que estaba por fuera de La Vieja Catedral a escasos veinte o treinta metros. ¡¡¡Ufff aquello fue la ostia!!! Tenía nueve añitos y me quedé flipando. Ese momento se quedó grabado en mi corazón para siempre. Si ya era aficionado al Athletic, mi cariño se multiplicó por infinito. ¿Por qué? Pues porque sí. El Athletic es sencillamente lo más grande que hay en el mundo. Recuerdo verme en la grada con mi bandera rojiblanca que me bordó mi abuela del Callejón Cagado. Vimos ese partido europeo y un Athletic 4-Murcia 1 de liga. Y nos vinimos para la isla sabiendo que Athletic no hay más que uno y hay que amarlo hasta el final.

Con el tiempo, lógicamente he acudido infinidad de veces a La Catedral (la vieja y la nueva) y los sentimientos afloran a un nivel portentoso y maravilloso. Cuando me acerco al campo, el corazón empieza a dispararse y cuando entro y escucho el himno lloro como un niño. ¿Por qué? Porque somos los mejores. Somos el orgullo de un pueblo vizcaíno honrado, bueno... y amante y defensor de lo propio. Un pueblo al que quiero con todo mi corazón porque a pesar de haber nacido a 3000 kilómetros de distancia del Botxo, me siento un bilbaíno más. Aunque como se suele decir "los de Bilbao nacemos donde queremos y yo nací en mi bendito Callejón del Alma".

¡¡¡Qué grande eres Athletic!!! Criticaré lo que me dicte mi conciencia, pero no olvides nunca que te llevo grabado a fuego en mi corazón porque me ganaste desde que estaba en la barriga de mi amatxu. ¡¡¡Pero sí nací con el equipaje puesto coño, la ostia joder...jajaja!!!

P.D: Tengo un gran trabajo por delante. Trasladar a mi hija (nació en Barakaldo, algo que llevo con un orgullo tremendo) el sentimiento Athletic y el sentimiento por Euskadi. No puedo defraudar a mi padre porque sería una enorme decepción. Espero estar pronto con mi hija en La Catedral viendo un partido del mejor equipo del mundo. Ese momento será inolvidable.

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