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viernes, 24 de febrero de 2012

OTRA NOCHE DE ENSUEÑO




Estamos en 8º de Final de La Europa League. Un gol de nuestra joya Iker Muniain nos otorga el derecho a seguir soñando con reeditar viejos laureles en el viejo continente. No será tarea fácil, habrá que ir partido a partido... pero la ilusión está ahí.
Esos datos son reales y nos emocionan absolutamente a todos, discrepantes o no discrepantes.

Sin embargo, una vez más debo quedarme con los sentimientos que despierta un partido del Athletic.
Entrar, mirar el arco y las cuatro esquinas de La Catedral y decir "esto es lo más grande que hay en el mundo".
Saltar el Athletic al terreno de juego, sonar el himno y sentir un cosquilleo en el estómago que es de lo mejor que te puede suceder en la vida.
Comenzar el partido y mosquearme porque veía al conjunto rojiblanco apático. Echaba en falta esa salida en tromba de antaño que aseguraba mínimo un gol en los primeros veinte minutos.
Ponerme de los nervios porque el Lokomotiv no hacía sino perder tiempo.
No ver la eliminatoria clara porque el rival apelando única y exclusivamente a la colocación y a la contundencia... y algún que otro susto en ataque creaba un nudo en la garganta de los aficionados que estábamos en el graderío.
Llegar el descanso e insistir en el argumento de "lo veo chungo".
Caernos como un jarro de agua fría la expulsión de Amorebieta y pensar "esto se tuerce". Escuché "a lo mejor jugamos mejor con diez que con once"... y pensé "puede ser"... no muy convencido.
Meter el gol Muniain y gritar de alegría Athleeeeeeeeeeetic!!! Tenía a un valenciano rojiblanco a mi lado al que apenas conocía de intercambiar unas palabras con él en una hora de estancia en San Mamés y le pegué un abrazo tras otro que fue correspondido.
Mosquearme con los integrantes del Lokomotiv porque a raíz del gol de Muniaín sí tenían prisa.
Llamar al colegiado "my love" porque no fue capaz de expulsar a un jugador ruso tras una agresión y una mano clarísima.
Tener una cardiaquera de aúpa porque veía que nos podían joder... con perdón para los más finos.
... Y por fin la alegría monumental por un triunfo que nos permite seguir con paso firme en La Europa League. Volví a abrazarme con el colegilla valenciano y lo achuché sin parar.
Y una vez que abandonaba San Mamés sentir unas ganas inmensas de llorar por la tremenda felicidad que me embargaba, por escuchar el rugido de todos los leones que estábamos viendo el partido y cuyo sonido llegaba al Puerto de la Cruz... y porque me estaba acordando de mi aitatxu al que tengo pachucho en Tenerife.
Ser del Athletic es lo más grande que me ha ocurrido en la vida. Es una bendición. Es un sentimiento único que me transmitió mi aita y al que le estaré eternamente agradecido.
Como le dije a mi mujer al llegar a casa en Sestao. "Estas emociones y sentimientos se quedan en el corazón de uno para siempre" ¡¡ATHLETIC BETI ZUREKIN!!

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