Desde mi tremenda humildad y mi enorme modestia, he dado mil palos a Gorka Iraizoz en los últimos tres años. Lo critiqué a destajo porque creía firmemente que no estaba dando la talla y demandé en muchas ocasiones un cambio en la portería del Athletic. Se mostraba inseguro, sus fallos lastraban el trabajo de sus compañeros, estaba acomodado y era necesario un cambio de rumbo. Y por supuesto, eso es lo que ví en su día y no me arrepiento de mis palabras.Pero la situación ha experimentado un cambio sustancial. Iraizoz ha pasado de estar sentado en el banquillo y con un futuro negro en Bilbao a convertirse en el segundo portero menos batido en el presente curso. Y lógicamente este éxito merece un elogio tras otro porque "hacía mil años" que no se daba una coyuntura de esta magnitud en el Athletic. ¿Me equivoco si hablo de Iríbar en la temporada 69-70? ¿Puede ser que Zubizarreta haya conseguido algo semejante en la época de las ligas?...
Evidentemente, el trabajo defensivo ha sido magnífico. Se han cometido fallos, pero ha imperado una excelente labor sobre los errores infantiles acaecidos en los últimos tiempos. Sin embargo, Iraizoz ha realizado una estupenda campaña. Ha dado puntos con sus intervenciones, ha mostrado aplomo y las dudas han quedado en el olvido. Esperemos que el próximo curso no se quede con las ganas y pueda conseguir el Zamora. Sería una magnífica señal para el Athletic.
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