La mano de Colotto, jugador del Espanyol, fue de libro. Fue un penalti como una casa. Y lo peor es que si no me equivoco y necesito otras gafas -- ya llevo unas -- el árbitro estaba muy cerca, tuvo que ver sí o sí la acción... y se acojonó. Hasta este punto creo que estamos todos plenamente de acuerdo. Ahora bien, afirmar que el Athletic perdió en Cornellá porque el trencilla no señaló esa pena máxima clarísima es tergiversar la realidad. Nuestro bendito equipo cosechó una derrota porque cometió unos errores propios de un prebenjamín en defensa y siguiendo esa línea te vas para tu casa con el saco vacío. Además, en caso de que el colegiado hubiese señalado el punto fatídico había que meterlo... tarea sumamente complicada en los últimos años. Por lo tanto, no desviemos atenciones. Primero nos miramos el ombligo propio y luego miramos el ajeno. Sólo así podremos mejorar. Lo otro es perderse en excusas y más excusas.
Y sobre Mikel Rico hay un debate abierto. A unos les gusta y a otros les genera mucho nervio. Quien escribe se encuentra en el primer grupo. Rico es un jugador muy completo, aporta experiencia y veteranía, sabe leer muy bien los partidos, corta infinidad de balones en mediocampo, cierra muchos huecos... e incluso inicia jugadas de ataque que suponen goles con asistencia incluída tal y como sucedió en Cornellá. ¿Qué perdió balones con mucho peligro? Pues sí. Si niego la realidad sería un necio. Pero es cuestión de tiempo. Sólo necesita aclimatarse al Athletic, un equipo que quiere y ama con toda su alma. Y a los críticos un servidor les solicita más paciencia con Mikel Rico. Con otros son más condescendientes. Un ejemplo claro, Iturraspe, jugador al que comparan con Busquets de forma totalmente interesada y descarada. Si Iturraspe es el Busquets del Athletic yo soy Matías Prat.
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