Tu nombre empieza a sonar en el Sestao donde coincides con ex rojiblancos...
Así es. Coincido con Luke, Bilbo, jugadores del Bilbao Athletic… Coincidimos un grupo de gente muy variopinta, maja. Y un entrenador con mucha pasión. Había futuros entrenadores, intermediarios de futbolistas, presidente de la LFP. Ese año fue muy bueno en todo. Fui el jugador con más minutos. Teníamos una mezcla muy bonita de jóvenes y veteranos que si hubiéramos tenido un poco de suerte en algún partido concreto la hubiéramos liado. Me seleccionaron para la alineación titular como central de entre todos los grupos de Segunda B. Y además metí tres goles.
Y con 25 años emigras a la capital. En el horizonte aparece el Castilla ¿Cómo se interesa el filial merengue por tus servicios?
Es una historia divertida. Al final de temporada, un compañero, Josu Anuzita, me dice que hay un buen equipo que está interesado en ficharme, pero, hay una pega, que acaba de descender a Segunda B. Es el Castilla. Yo no quería ni oír hablar de bajar una categoría con todo lo que me había costado llegar hasta ahí. A su primera invitación les dije NO. Unos días más tarde a través de Miguel Santos (agente), me volvieron a invitar y mi respuesta fue la misma. Paralelamente tenía contactos con otros equipos, aunque no se concretaba nada. Entonces el Madrid cambió el guión. Reservaron dos billetes de avión, para mi padre y para mí, a dos días vista. Fue un detallazo por su parte y había que corresponder. Lo pensamos, decidimos ir a escuchar la oferta porque era el Madrid, y volver. Y, en efecto, eso hicimos, pero lo que pasó en el viaje fue para no olvidar…
A los cinco minutos de estar en el avión miré las manos de mi padre... y era increíble lo que le sudaban. Ahí me confesó que tenía fobia a los aviones y que era la primera vez que montaba en uno. Imagínate mi cara. Era una mezcla de sorpresa y admiración. Le dije, tranquilo, que todo va a salir bien. La verdad es que me vino muy bien porque me olvidé durante un rato de para qué iba a Madrid. Por fin nos reunimos con la dirección deportiva, en la que estaba Del Bosque. El trato fue exquisito y la oferta irrechazable. Me quedé sin palabras. Sólo fui capaz de decirle que me diera dos días para ir a mi pueblo, Lekeitio, pensarlo y que el lunes le llamaba para darle una respuesta. ¿Que cuál fue la oferta? Solamente te cuento cómo fue la conservación:
- Pero... ¡¡¡¿PORQUÉ NO HAS DICHO QUE SI?!!! (mi padre)
- NO LO SÉ. (yo). ¡¡¡Vamos!!!
Me acuerdo que se me hizo muy largo el fin de semana porque al día siguiente de venir ya tenía las maletas hechas para marcharme. Sin embargo, en ésa época no existían los móviles y no había forma de comunicarme con ellos. Así que tocaba esperar. El lunes me despedí de mis compañeros del Sestao y empezó mi etapa por Madrid. En un principio era un año sólo de contrato así que había que hilar fino. Fue un año increíble. Teníamos un equipazo. Fuimos todo el año primeros, una diferencia al segundo en liga de cinco puntos. En el play-off de ascenso, antes de acabar la liguilla, ya habíamos ascendido a Segunda A. Nos sobró un partido. Un año redondo. Al acabar el club me renovó por dos años más el contrato. Con el tiempo, un día hablando con Vicente Del Bosque nos estuvimos riendo recordando los dos días que le pedí para pensar, y me comentaba que fue lo que más le gustó.
Estaban en Segunda División A con un ilustre Isma Urzáiz.
Estaba Isma, Alfonso, Mutiu… había un montón de jugadorazos. De ese equipo jugamos todos en Primera División. Isma no tuvo buen año y lo cedieron al Celta durante la misma temporada. Su puesto lo cubrió Alfonso.
¿La posibilidad de dar el salto al primer equipo era un imposible? ¿Llegas a entrenar con los Butragueño, Michel, Sanchís... y compañía?
¿La posibilidad de dar el salto al primer equipo era un imposible? ¿Llegas a entrenar con los Butragueño, Michel, Sanchís... y compañía?
Era un tiempo en que prácticamente era imposible, no ya dar el salto, sino hacer la pretemporada con el primer equipo. Fue el año que vino Prosinecki, con Antic de entrenador. Debido a la campaña tan buena que hicimos, el míster nos subió a un defensa, (yo), un medio (Mutiu) y un delantero (Alfonso). Nos fuimos a Trieste (Italia) para hacer la pretemporada y nos sentimos muy cómodos. Aprendí muchísimo de prácticamente todos los compañeros que estaban en esa época. La decisión de quedarme o no en el primer equipo dependía de la lesión de Hugo Sánchez, que el año anterior se había roto la rodilla, porque si se quedaba él, el defensa se quedaba, pero Hugo no se recuperaba y trajeron a Ricardo Rocha, un jugadorazo, por lo que se quedó Alfonsito. Cuando acabó la pretemporada empecé a jugar con el Castilla en Segunda A. Yo notaba que tenía una confianza y un ritmo diferente, superior, a los demás, así que en pocas jornadas empezaron a llamar clubs de Primera División interesándose por mí. La apuesta del año anterior bajando una categoría, nos había salido mejor de lo que pensábamos.
Sí, los únicos que faltaban eran Martín Vázquez y Pardeza. Los jugadores de La Quinta tenían mucha calidad y como compañeros, cada uno a su manera, siempre intentaban ayudarnos. Guardo buenísimos recuerdos de ellos. Tampoco me olvido de uno muy grande, Gordillo. Un auténtico crak.
Y de repente el Athletic se fija en tus condiciones (finales del año 91) ¿Cómo se desarrolla el fichaje?
Entre esos equipos que se interesaron estaba el Athletic, y también tiene su gracia. Primero decir que me hablaron de cuatro o cinco equipos que querían ficharme (Depor, Sevilla, Valencia, Albacete...) pero en cuanto oí al Athletic se acabaron las dudas. Hablé con mi agente para comentar las condiciones y darle el OK. Pero recibo una llamada desde el club para que bajara inmediatamente porque el presi, Ramón Mendoza, me quería decir una cosa. Antes de reunirme con él, hablo dos minutos con el entonces director deportivo y me dice que es el presi el que quiere darme la noticia y que tengo que hacer cómo si no supiera nada. Entré en su despacho y aquello fue el mayor ridículo que he hecho en mi vida. Cuando salimos no podía parar de reírme. Como futbolista no sé, pero desde luego como actor cero. Y empieza una nueva etapa en Bilbao.
Y de repente el Athletic se fija en tus condiciones (finales del año 91) ¿Cómo se desarrolla el fichaje?
Entre esos equipos que se interesaron estaba el Athletic, y también tiene su gracia. Primero decir que me hablaron de cuatro o cinco equipos que querían ficharme (Depor, Sevilla, Valencia, Albacete...) pero en cuanto oí al Athletic se acabaron las dudas. Hablé con mi agente para comentar las condiciones y darle el OK. Pero recibo una llamada desde el club para que bajara inmediatamente porque el presi, Ramón Mendoza, me quería decir una cosa. Antes de reunirme con él, hablo dos minutos con el entonces director deportivo y me dice que es el presi el que quiere darme la noticia y que tengo que hacer cómo si no supiera nada. Entré en su despacho y aquello fue el mayor ridículo que he hecho en mi vida. Cuando salimos no podía parar de reírme. Como futbolista no sé, pero desde luego como actor cero. Y empieza una nueva etapa en Bilbao.
¿Era cumplir un sueño?
Era cumplir El Sueño. Corría por mi casa solo gritando de alegría. Con 20 años estaba jugando en Primera Regional, con el Loiola Indautxu, que era el equipo del colegio. De ahí salté a Segunda B, con el Lemona, y de ahí al Sestao. Me acuerdo, cuando era un chaval de doce o trece años. Cuando jugaba al fútbol desaparecían mis preocupaciones. Yo tenía claro que iba a jugar en el Athletic. Lo único que no sabía era el nombre que iba a poner en mi camiseta.
Aunque el Athletic estaba sumido en problemas clasificatorios..
Sí. El Athletic estaba flojo, no acababa de ganar los partidos de casa. Y de hecho no salimos en todo el año de abajo. Sufríamos mucho y eso que el equipo ese año se mató a correr. Y encima el día del debut nos enfrentábamos al Zaragoza que tenía un equipazo con Pardeza e Higuera arriba.
Empiezas con Iñaki Sáez en el banquillo y termina la temporada Aranguren ¿cómo vivieron estos dos ilustres rojiblancos aquellos momentos tensos?
Fue un año muy duro para los dos. Con decir que si no ganábamos ese día, el de mi debut, a Iñaki le echaban. Y la verdad es que unos meses más tarde cogió el equipo Aranguren y conseguimos salvar la temporada. Un recuerdo para Chuchi y para Jaburu.
Fue un año muy duro para los dos. Con decir que si no ganábamos ese día, el de mi debut, a Iñaki le echaban. Y la verdad es que unos meses más tarde cogió el equipo Aranguren y conseguimos salvar la temporada. Un recuerdo para Chuchi y para Jaburu.
Y en el apartado personal disputas 22 partidos en liga y tu aportación fue ponderada.
Llegué porque se habían lesionado muchos centrales esa campaña y yo venía de una tendencia muy positiva en Madrid. Creo que ese pequeño granito aportó para salvarnos. Eso era lo importante. Pero cuando faltaba un mes, más o menos, reventé físicamente. Hay que tener en cuenta que como iba a realizar la pretemporada con el Madrid, tenía que llegar más en forma que los demás, así que no tuve prácticamente vacaciones. Al fin y al cabo los de La Quinta no tenían que demostrar nada y yo sí. Luego, había que seguir con ese nivel en el Castilla porque no sabías si en cualquier momento te podían llamar para el primer equipo. Y claro, cuando fichas por el Athletic tienes que incrementar tus prestaciones. Ahora bien, el cuerpo tiene un límite y el final de se me hizo muy largo.
Aún así, en los premios del Correo Español y siempre bajo sus criterios futbolísticos que se dan al final de temporada, me concedieron el León de Bronce empatado con Josu Urrutia. Teniendo en cuenta que no jugué toda la temporada no está mal del todo. Y te cuento esto porque la pregunta a título personal.
Año 92. Llega Heynckes al Athletic ¿Por qué no entras en sus planes?
No lo sé. Nos estuvo viendo los últimos partidos y yo no estaba en mi mejor momento. Me imagino que se haría una idea de mí y a los entrenadores, como a casi todos, es muy difícil hacerles cambiar esa primera impresión. Pero que quede claro que la responsabilidad de hacerle cambiar era mía.
¿Te perjudicó alguna cuestión extradeportiva que salió a la luz pública? ¿Algún medio bilbaíno te hizo daño y el míster alemán se dejó influir?
Esas cosas no ayudan nunca, aunque el míster no se dejaba influir por nadie. También era un entrenador que confiaba en un bloque y prácticamente no introducía cambios.
Imagino que uno de tus mejores recuerdos fue un Athletic 2-R.Madrid 1 en La Catedral en el curso 93-94. Disputas los 90 minutos...
Fue un partido espectacular, de los que disfrutas. Es el partido de fútbol que siempre quieres jugar. Televisado, a las ocho de la tarde, en San Mamés, con toda la gente entregada al equipo... Sabes que se va a protestar todo a favor y en contra. Tensión, con el corazón a mil por hora y la cabeza como una barra de hielo. Sabes que vas a ser protagonista, un privilegiado… Empieza el partido y empieza el run-run en San Mamés. Qué sensaciones. Además, ese año podía jugar contra el Madrid porque el anterior no me dejaron al ser jugador cedido. El final fue inolvidable. Habíamos conseguido sacarles del partido y aunque al final se acercaron de penalty, yo tenía esas sensaciones de ganador, con todo el público empujando a la vez.
Año 94. Cambio de presidente en Ibaigane. Se va Lertxundi y aterriza Arrate. Abandonas el Athletic ¿Tenías contrato? ¿El nuevo mandatario te comenta la decisión?
Arrate, que era y es amigo antes de ser presidente, viene con Jabo Irureta de míster, y tras una charla con él a mitad de pretemporada, decido salir porque llevaba dos años que no había jugado mucho y un tercero era demasiado.
Y en Osasuna compartes vestuario con jugadores que posteriormente llegarían a Bilbao ¿Cómo recuerdas aquella etapa en el Sadar?
La recuerdo con pena y rabia. Pena por no haber podido en los tres años que estuve subir a Primera. El primer año lo teníamos casi todo. Buen míster, un equipazo de Primera, seguía casi, casi, toda la plantilla del año anterior. Hubo refuerzos importantes y aunque empezamos bien, la cosa se torció. Nos faltaba tener una directiva un poco más experimentada. En general eran buena gente, pero se pusieron nerviosos muy pronto y esa ansiedad se transmitió al equipo. Yo creo que la ciudad entera era de Primera, pero nos costó mucho a todos mentalizarnos que vivíamos en Segunda y en esta categoría como mires mucho hacia delante, de repente no ves lo que tienes encima. Ese año Txetxu Rojo fue cesado y temporada a la basura.
La segunda vino Paquito, un tío muy peculiar, con muchos conocimientos, aunque los jugadores no estuvimos ni de lejos a la altura.
Y la tercera fue Kafkiana, con cuatro entrenadores, creo que con eso está dicho todo. Empezamos con Rafa Beniíez y acabamos con Martín Monreal. Por el medio Zabalza y Miguel Sola. Fue la temporada que subieron Tiko, Orbaiz…
¿Qué faltó para ver a un Asier consolidado en la defensa del Athletic durante muchos años?
Pues seguro que tiene que ver con la confianza.
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