EL PARTIDO DE URRUTIA

Aunque pretenda demostrar lo contrario -- es su obligación por supuesto --, Don Josu Urrutia sabe que afronta la travesía más complicada en sus 43 años de existencia.
Fue proclamado presidente de nuestro Athletic hace dos meses y medio e intuye que su proyecto se puede desmoronar este sábado si perdemos ante el Villarreal. Encima, nos visita un rival que en los últimos años nos ha dado más de un meneo en La Catedral.
Y es que supongo -- me atrevería casi casi a asegurarlo porque es de pura lógica -- que si no logramos conquistar nuestra primera victoria liguera, el cese del señor Bielsa sería inminente. ¡Cuatro derrotas consecutivas y un equipo incapaz de reaccionar serían motivos suficientes para decantarse por un cambio de técnico!. ¡Vamos digo yo, seguir esperando sería inaudito!
Don Josu Urrutia le está viendo las orejas al labo y lo dejó entrever en "sus manifestaciones" anoche en los micrófonos de Canal Plus. Dijo el lekeitiarra que "hay que cortar esta racha cuanto antes. El Athletic nunca bajará la cabeza. Hay que confiar en nosotros". Es decir, nuestro presidente está cardíaco...
Ciñéndonos a sus quince ejercicios de futbolista profesional en el Athletic, ni aquella campaña 90-91 donde empezaron a aflorar los problemas de descenso en nuestro club, ni el curso 91-92 marcado igualmente por la cercanía de La Segunda División, ni la temporada 95-96 donde nos salvamos de disputar la promoción ganando al Rayo Vallecano en los últimos quince minutos del partido,... revisten tanta similitud con lo que puede suceder próximamente. Sus horas más complicadas "vestido" de rojiblanco llegarán este sábado en San Mamés. Para él supondrán noventa minutos de infarto. ¿Supondrán noventa minutos de arrepentimiento porque unos cuantos le llevaron al huerto?, ¿significará felicidad si ganamos porque se quitará un peso de encima y resurgiremos de nuestras propias cenizas?,... Evidentemente, todos esperamos la victoria del mejor equipo del mundo NUESTRO ATHLETIC.
Sin embargo, el partido de Urrutia está a la vuelta de la esquina. Le acecha igual que un ladrón cuando va a cometer un robo. Repito, es "simple y llanamente" su momento más delicado en nuestra bendita entidad.